El sєcrєtσ dє Nuєstrαs Épσcαs [Iηυγαshα γ Καgσmε]

[Cαρíтυℓσ 1]

Capítulo 1: La miko del sengoku y el hanyou de la era actual.
.
.
.
.
.
.
.
.

Fuego a la distancia, árboles y cabañas en llamas con humo por todas partes, era lo único que se podía distinguir en el sitio. A toda velocidad pasaba una mujer de cabello negro montada en un caballo con una tela roja cubriéndola a ella y su pequeño.

No tenía rumbo fijo, solo buscaba huir del hombre que alguna vez fue un amigo muy cercano. Aún podía oír su voz gritándole que la encontraría, que a dónde quiera que vaya él la encontraría y mataría a su hijo, estaba desesperada, sabía que él andaba cerca y pronto la alcanzaría.

A lo lejos vió un pozo, con un rayo de esperanza en sus ojos se baja del caballo con el recién nacido en brazos, miró hacia el interior de aquel pozo, era oscuro y seguro. Ahí podría ocultarlo hasta que el peligro pase, pensó. No tenía mucho tiempo y ya era demasiado tarde, solo tenía esa opción.

-¡No podrás ocultarte para siempre, Izayoi! ¡Solo entrégame a tu hijo!- se podía escuchar su voz masculina gritar muy cerca, no había tiempo que perder.

La mujer saltó al fondo del pozo, por suerte había mucha paja y así podría camuflarlo. Hizo una pequeña cuna y lo arruyó un poco hasta que se quedó dormido. Le acaricio la mejilla antes de cubrirlo con la tela de las ratas de fuego y colocó un collar alrededor de su cuello con unos escritos.

-Te amo hijo mío...- besa su frente y escala hasta salir del pozo.

Unos minutos después llega al lugar un hombre con armadura y una espada. Él avanzó hacia ella con una sonrisa terrorífica tomándole de la nuca.

-¿Qué decidiste mi querida Izayoi?- la mencionada frunce el ceño alejándose de él.

-Takemaru yo jamás me casaría con alguien como tú y jamás tendrás a mi hijo, lo puse a salvo de ti- anuncia provocando la ira en el hombre.

-Bien, como quieras, entonces...- la toma fuertemente del cuello- morirás.

Ella sonríe levemente sabiendo que su pequeño estaría a salvo antes de que Takemaru le enterrara su filosa espada en el vientre. El hombre dejó su cuerpo tirado en el suelo y tratando de averiguar el lugar donde lo ocultó, vio un pozo. Sonríe caminando hacia el mismo pero cuando examinó su interior no había nadie, sólo hojas y paja.

-Maldición...- gruñe del enojo- ¿¡Dónde se metió ese mocoso?!

~o~

Hoy en día.

Una nueva semana, los campanas de inicio de clases sonaban en todas partes, para algunos éste sería una nuevo año para comenzar con nuevas metas, para otros simplemente para socializar o subir de notas pero para él, bueno, un nuevo año para fingir ser normal. Así era para cierto peliplateado que iría a tercero de secundaria con diecisiete años ¿La razón? Entró dos años tarde a la primaria por su entrenamiento para controlar sus poderes demoníacos.