El sєcrєtσ dє Nuєstrαs Épσcαs [Iηυγαshα γ Καgσmε]

[Cαρíтυℓσ 26]

Capítulo 26: Descubrimiento.
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Así fue como en medio de las penumbras de la noche ambos adolescentes regresaron al poblado, siendo recibidos por los preocupados aldeanos y la otra miko de avanzada edad, esas personas de alguna forma le simpatizaban un poco, con excepción de un tal Hoyo, según rumores el quiere casarse con Kagome y hasta ya le había pedido matrimonio un par de veces atrás, algo que obviamente no le agradó enterarse.

<<¡Ket! Éstas personas están medio locas ¿Por qué piensan solo en el matrimonio a tan temprana edad?>> se pregunta el hanyou de la era moderna, ingresando a la cabaña de esa anciana junto con su amiga.

-Kagome, te ves muy agotada. Ven recuéstate ¿Si?- su discípula asintió, en su rostro era evidente el cansancio y no era para menos, tuvo que enfrentarse a un cadáver manipulado por un cuervo de la muerte. La mujer mayor la arropa y así ésta se queda dormida profundamente.

Inuyasha observaba atentamente y se sintió triste por la chica que dormía sobre el futon, recordando lo que ella le había dicho tiempo atrás, que nunca conoció a sus padres, que era huérfana. Podía ver que tampoco creció con las comodidades que él poseía en su mundo o una vida tranquila, por ser una miko ella debía enfrentarse a cientos de peligros día y noche, después de todo, él no era el único en búsqueda de una vida normal.

<<Mis verdaderos padres murieron y probablemente mi vida sería como la de Kagome si no hubiera llegado al mundo moderno... O quizás peor>> llega a la conclusión, había tanto que quería saber sobre ella y no sabía cómo preguntarle, no sería buena idea hacerla recordar esos momentos duros en su vida.

Dio unos pasos atrás, con la intención de arrimarse contra la pared, chocando por accidente con varias cajas de madera y las mismas se estamparon contra el suelo, aunque a pesar del gran estruendo la miko que viaja a su época no despertó. El hanyou hincó en el piso para recoger todo lo que había tirado, pero en eso algo llamó su atención.

-¿Pero qué...?- abrió los ojos como platos al reconocer unas vestimentas que definitivamente no corresponden al sengoku, se trataba de un pequeño vestido para niña de color rosa con decoraciones de flores y zapatos de muñeca color negro, junto con un lazo para cabello.

-¿Qué ocurre, Inuyasha?- cuestiona Kaede al percatarse de la expresión de sorpresa en el rostro de su acompañante y se acercó para saber lo que él observaba con tanto detenimiento.

-¿De dónde sacó estas ropas, anciana?- interroga, no podía equivocarse, son prendas que solo podrían fabricar en su mundo y no aquí, estaba perplejo.

-Son de Kagome, el día que la encontré en el fondo del pozo, ella vestía de esa manera y cuando ya no le quedaron, decidí guardarlas ya que nunca había visto un kimono tan bonito y original- explica.- ¿Por qué lo preguntas?