El sєcrєtσ dє Nuєstrαs Épσcαs [Iηυγαshα γ Καgσmε]

[Cαρíтυℓσ 10]

Capítulo 10: Una sensación diferente.
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-Hijo, por favor déjame explicarte...- trata de calmarlo su madre sin mucho éxito.

-¡No me digas hijo! ¡Maldita sea, no se ni quienes fueron mis padres!- frunce el ceño- ¿Por qué esperaste hasta ahora para decírmelo?

-Inuyasha cálmate- intenta intervenir la azabache.

-Todo el mundo puede irse al demonio...- arroja lejos esos papeles y se más que decir sale de la casa azotando la puerta puesto su clásica gorra.

-¡Vuelve, hijo!- exclama la mujer pero fue demasiado tarde, él ya se había ido.- ¿Qué voy a hacer...?

-Trataré de hacerlo entrar en razón, señora Tamae- promete Aome y rápidamente se apresura a ir tras el peliplateado.

<<Creo que es hora de decirle la verdad a Inuyasha...>> piensa Tamae sacando de un cajón con llave un collar especial, en dónde está escrito cierto nombre.

Aome corría siguiendo lo más rápido que podía el acelerado caminar de Inuyasha, no sabía a donde iban y tampoco le importaba, solo quería ayudarlo a sobrellevar lo que acababa de ocurrir. En el camino comenzó a nevar sorprendentemente.

-¡Inuyasha! ¡Por favor, espera!- exclama pero él no le hacía caso, ni siquiera le regresó a ver.- ¡Inuyasha!

-¿Por qué me sigues?- cuestiona sin parar de caminar, en realidad no tenía un rumbo fijo, solo quería liberar su mente.

Pero ella aún así continuó caminando atrás de él, siguiéndolo atentamente.

-Deja de seguirme ¿Quieres?- exige algo irritado, metiendo sus manos en sus bolsillos por el frío.

-Nop- se niega- no te dejaré solo, es lo que hacen los amigos.

-¿Amigos? ¡Ket!- mira hacia el cielo- no necesito amigos.

-Inuyasha, prometí que te ayudaría en todo lo que estuviera a mi alcance, así como tú me ayudaste antes y me gustaría considerarte como un amigo...- le hace saber.

-Eso es gratitud, tonta- frunce el ceño.

-Yo no lo veo así, los amigos se ayudan mutuamente ¿No?- sonríe.

El peliplateado le regresa a ver de reojo pero inmediato vuelve su vista al frente, sin entender que podría ser esa extraña sensación en su pecho. Alguna vez se sintió así pero por alguna razón ésta vez, se sentía diferente.

-Cállate Aome...- vuelve a apresurar su andar.

-Espérame- pide pero no recibió ninguna respuesta, molesta recogió del piso una mediana cantidad de nieve e hizo una pequeña bolita, para finalmente aventársela al hanyou.