¿Qué pasaría si Inuyasha y Kagome cambiaran de épocas?
¿Qué sucedería si los personajes de la era antigua estuvieran en la actual y viceversa?
¿Qué pasaría si todo ocurriera al revés?
InuYasha Himura es un estudiante de tercero de secundaria, siem...
Capítulo 42: En búsqueda de aquel herrero. . . . . . . . .
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Una perfecta luna llena se podía apreciar en lo alto del firmamento, la cuidad estaba repleta de luces de diversos colores y específicamente hoy el tráfico se había intensificado por alguna razón. Pero ajenos a lo que ocurría a solo un par de calles de ahí, por el cielo viajaba o huía mejor dicho, un anciano de vestimentas algo desgastadas sobre una vaca de tres ojos y sostenía en su mano un gran martillo.
—¿Eso es cierto, Mioga? ¿Entonces ese sujeto logró dominar la técnica especial de Tessaiga?— cuestionó asombrado.
—Así es, Totosai— afirma la diminuta pulga que reposaba sobre la cabeza de la vaca— se trata del amo Inuyasha.
—¿Inuyasha? Oh, ya lo recuerdo. Es el hijo menor del amo Inu No Taisho, estoy sorprendido, a tan corta edad ya lo consiguió— argumentó— desde aquella ocasión en que lo llevé con esa mujer de nombre Tamae han pasado ¿Unos diecisiete años, no?
¿Cómo olvidarlo? Aquel día ambos percibieron un olor y una presencia similar a la de su señor Inu No Taisho, fueron al lugar a toda velocidad y precisamente en el fondo del pozo de un templo encontraron al hijo menor desaparecido de su amo. Lo supieron de inmediato también por el collar especial que el pequeño traía.
—Exactamente, hace unos meses atrás él se enteró sobre toda la verdad de sus padres, su origen y Tessaiga ¡Casi lo olvidaba! Yo intenté llevarlo contigo para que te conozca, pero en esa ocasión no estabas, Totosai.
—Tuve que cambiarme de domicilio, Sesshomaru sigue tras mi pista y no desiste de la idea de pedir una espada con las mismas habilidades que Tessaiga— explica con temor— en fin, después de comprobar tus palabras me ocultaré otra vez. No sirvo para vivir en la cuidad.
Y así los dos viejos amigos continuaron con su camino.
-o-
Las puertas de la lujosa y gigantesca mansión fueron abiertas y cerradas con la misma velocidad que con la que entró. Afuera se podía escuchar los gritos de emoción de miles de mujeres fanáticas, las voces de los molestos reporteros de siempre y unos cuantos autos estacionados frente al gran muro de concreto que reodaba a la propiedad.
—Por poco y no vivo para contarlo...— murmuraba un sujeto de estatura considerablemente baja, mismo que usaba una gran caqueta gris para cubrir todo su cuerpo verde, una máscara y un sombrero negros para ocultar sus facciones sobrenaturales. Normalmente así debía vestir cuando estaban de vuelta en Tokyo— ¡Amo bonito, su fiel sirviente llegó!
Jaken avanzó por el largo pasillo e inmediatamente ingresó al estudio principal, ésta es la habitación más grande de la mansión y se ubicaba en el segundo piso.
—¿Lo encontraste?— interroga seriamente el dueño de toda esa residencia y motivo principal por la presencia de todos los reporteros.
Él tenía el cabello plateado y largo, sus ojos carentes de expresión eran de color dorado, su gran estola no podía faltar y vestía con un costoso esmoquin. A sus pies descansaba su fiel dragón de dos cabezas, Ah-Un.