Capítulo II

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Claude

—Vamos Olga, necesito tu ayuda, —dijo Claude a su casi hermana.

—Y cómo puedo ayudarte si esto escapa a mis posibilidades, y ya deja de pasarle dulces a Helga; —reclamó la mujer.

—No seas así mujer, —dijo Paúl, el marido de Olga. —Claudio no está pidiendo vivir aquí; y por favor Claudio, de verdad, deja de darle dulces a Helga, después no duerme por estar llena de azúcar, ya pásamela sí; —reclamó el hombre también.

—Su problema no lo podemos resolver nosotros; —insistió Olga que agarraba a la niña de los brazos de Claude y se la pasa a los de su marido, mientras ella volvía a atender las ollas en cocina. —Los de inmigración ya le dijeron que no pueden extenderle la visa de residencia.

—¡A ver cuñadito, eso no puede ser!, —gritó Paúl, quien ahora entendía el problema entre manos. —Me arruinas el negocio, ¿qué te dijeron los de inmigración?

—En la oficina hoy cuando fui a renovar la visa me dijeron que ya no era posible de renovar, me quedan menos de cuatro meses en el país antes de que me echen a patadas.

—¿Si, pero cuál fue la explicación de ello?, —insistió Paúl.

—Alegaron que no tengo trabajo estable, que no realizaba estudios, u otra razón legal para permanecer en el país.

—Esa no es excusa, puedes conseguir un trabajo fijo, o inscribirte en una universidad, o algo así, tiene que haber algo más, —volvió a insistir Paúl.

—No lo dijeron de frente, eso es seguro, pero ... —bajando la voz, —... no pueden renovar la visa a uno que trabaja como actor porno gay.

—Tío Clau es un actor porno gay..., —repitió la niña de cinco años.

—Viste lo que hiciste, ahora seguro va a repetirlo en el preescolar y querrán que la saque, —reclamó Olga.

—¿Y qué tienen en contra los actores..., —Paúl se cayó un momento, al ver los ojos de su esposa abrirse de repente; —Olga y yo nos conocimos así.

—Al parecer son unos cretinos; —respondió Claude, pero la verdad es que no le había aceptado al tipo de inmigración una invitación para algo más intimo; simplemente no había llegado tan bajo, considerando incluso su forma de vida; y aquel tipo le desagradaba realmente. Al menos cuando iba a trabajar a los estudios, él podía aceptar o negarse a trabajar con tal o cual, así como el hacer que cosa y que cosa no hacer, aunque Paúl, su casi cuñado, representante y productor independiente, era quien realmente decidía por él, dejándole realmente poco margen de acción. Pero nunca lo había robado o estafado con el dinero a cobrar, eso compensaba lo que muchas veces hizo ante las cámaras, cosas que seguramente en otras circunstancias jamas hubiera hecho; al menos en el pasado reciente; el pasado en su patria era otra cosa, ahí hizo cosas de las cuales aún tenía miedo de hablar.

—Yo si tengo una solución a tu problema, —dijo Paúl.

—No pensaras usarlos a ellos, —dijo Olga; —mira que son muy quisquillosos si no se cumple con el contrato.

—¿Por qué no?, ellos arreglaron tu problema; sino también hubieras tenido que quedarte en la madre Rusia; —imputó Paúl.

—Es distinto, tú y yo nos amamos; Claude... es tu sabes...

—Para ser tan liberal en algunas cosas, eres bien corta de mente en otras; —reclamo el marido.

—Muy bien, si eso piensas, —dijo la mujer, agarrando la niña de los brazos de su esposo y saliendo de la cocina al dormitorio de la pequeña.

Sólo Negocios - Serie: Agencia Matrimonial - 02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora