Capítulo XXX

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Claude

—¿Para dónde vamos?, —preguntó un asustado Gaius al subirse en aquel carro.

—A buscar a los otros, —fue la única explicación dada por Paúl, que iba al volante.

Media hora después se subían el 'hermano de Olga', aquel chico rubio que lo ayudó antes, y otro chico más, a este lo conocía de vista, era el joven que con la señora mayor estaba laborando en el tercer piso, en la oficina de la señora Ducati. Tras las presentaciones de rigor, llegaron a la casa del sujeto.

—¿A que se supone que venimos?, —se atrevió a preguntar Gaius al otro chico, asustado y pensando en algo como lo que casi tuvo que hacer para poder comer.

—A ayudar, —dijo Tomás sonriendo.

—¿Ayudar en qué?

—Eso a mi no me lo dijeron, —aclaró el otro, dando más dudas al más joven del grupo.

Bajaron al sótano y por fin entendió para que estaban todos ahí, el tal Paúl estaba remodelando el lugar y necesitaba ayuda para, primero despejar el lugar, y luego tras haber sacado toda a basura al patio posterior, empezar a frisar, poner los pisos, cubrir las paredes de aislante, además de colocar luego las placas de yeso que iban a frisar. Eso incluido terminar de armar las tuberías de un medio baño abajo, y colocar el cableado eléctrico pendiente. Era trabajo.

A golpe de dos de la tarde pararon para comer algo; Tomás había ido por comida y regresaba con bolsas de hamburguesas, cerveza y bebidas gaseosas. Y ahí en aquel sótano estaban esos cuatro hombres, apenas con pantalones cortos, Paúl le prestó a Gaius un pantalón corto, ya que no sabía de que iba el asunto y no venía preparado, botas de trabajo y una camiseta sin mangas.

—¿Me dice Paúl que te mudaste y conseguiste trabajo?, —comentó Claude a Gaius, quien aún no se sentía muy tranquilo dentro de aquel grupo de hombres.

—Sí —fue la única respuesta del chico.

—¿Qué estás de conserje?, —insistió el otro, tratando de que el chico se incorporara al grupo.

—Sí, —fue la respuesta monosílaba del otro nuevamente.

—No te vamos a comer luego, ni te vamos a violar, o nada más al terminar aquí, aunque reconozco que tenías un culo muy lindo aquella vez que nos conocimos; —dijo Paúl sonriendo. El otro trató de sonreír, pero en su cara sólo salía una mueca de miedo. —¿No es cierto Claude, verdad que este chico tenía un culo muy lindo?, —dijo ahora haciendo que el otro se acercara y juntos, Claude y Paúl lo rodeaban a ambos lados de donde estaba sentado. —Hubiera sido una buena grabación. Hubiera sangrado un poco la primera vez, igual que las chicas cuando le rompen el himen, pero ya es un hombre, y lo iba a tomar como tal, sin gritar mucho de que lo estaban abriendo en dos; deberías haberlo visto Tomás, estaba en aquella colchoneta en el piso esperando por ello; valiente es este chico; pero llegó Claude y no se aguantó, y aguó el estreno mundial de ese culo por primera vez abierto y ante la cámaras para rematar; —dijo Paúl dando un guiño a Claude.

Paúl pasó un brazo por la espalda del muchacho y lo empujó hacia él. Tomás se había colocado ahora al frente; Gaius se sentía rodeado por todos los costados, y atrás sólo estaba la pared. Lo iban a violar, eso era seguro; pensaba Gaius.

—Sigo pensando que para su primera vez habías seleccionado a unos muy brutos, su primera vez debía ser con alguien más parecido al chico; alguien como Tomás, —completó Claude dando un guiño a Tomás, quien sonrió.

—Si, cierto, qué te parece Tomás, no es lindo este chico, ¿tú también eres virgen cierto?, —dijo Paúl en broma. —Ya va siendo hora, mira que siempre tengo lugar y tiempo para quienes quieren empezar en el negocio.

Sólo Negocios - Serie: Agencia Matrimonial - 02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora