Claude
—Señor Álvarez, —dijo Tomás, un joven funcionario, al jefe del Servicio de inmigración. —Creo que necesita ver esto. Me acaba de llegar esta solicitud por parte de un bufete de abogados.
El viejo Álvarez miró con cara molesta al hombre joven en la puerta. Por lo general nadie solía molestarlo; él era el jefe, él era quien molestaba a los demás, él era quien a la larga decidía cuando le diera la gana quien se quedaba o a quien sacaba del país. La mayoría de los casos sin importancia pasaban por sus manos para una simple firma. Pero de tanto en tanto agarraba manía con alguno y ponía trabas, esperando por supuesto que algo de grasa llegara a sus manos para suavizar finalmente el papeleo; y lo que no resolvía el metálico, lo cobraba en especias.
La mayoría de los funcionarios de la oficina sabían de ello, pero unos por cómplices (los menos escrupulosos) y otros por miedo (los más recelosos) se hacían de la vista gorda. El joven funcionario con los papeles era del segundo grupo, pero también, estaba entre los que el viejo Álvarez le había agarrado manía; después de cuatro años en la oficina no había sido promovido, pese a que su labor era impecable. Tomás sabía la razón de ello; el viejo Álvarez pretendía cobrarle en especias su ascenso; pero él siempre había excusado la insinuación del inspector en jefe. El joven sabía que en ultimo extremo podrías buscar algo más en otra parte; pero la situación estaba dura en todos lados, por el momento sólo podía aguantar.
El joven paso el papel al inspector y esperó. Sabía de antemano su reacción; y en otras circunstancias hubiera preferido que otro fuera quien diera esa noticia al viejo Álvarez, pero en el fondo deseaba ver la cara de aquel hombre cuando entendiera el contenido de los papeles que le acababa de entregar.
El inspector ojeó brevemente el documento.
—Es una solicitud de nacionalización, no veo nada raro en ello.
—¿Vio el nombre del solicitante?
Aquí el inspector se percató por primera vez del nombre: 'Claude Chertov'.
—Ese no puede pedir nacionalidad porqué es un inmigrante sin los requisitos mínimos para permanecer en el país, incluso, si mal no me acuerdo su fecha de salida del país es justo días antes de Navidad.
—Pero al señor Chertov ya no se le puede extraditar, y si puede solicitar la nacionalidad, y su solicitud no se le puede negar según el Articulo 28, parágrafo segundo del código vigente, según ha descrito el abogado. —El joven funcionario leyó el artículo que tenía en sus manos con el resto de la carpeta; —Los inmigrantes que estén casados con ciudadanos de la nación, puede solicitar en cualquier momento tras la boda la nacionalidad del esposo.
—El chico no esta casado, y si lo hubiera hecho para escapar de la deportación sería delito; no sólo sería deportado, sino que más nunca podría entrar en el país; —replicó el inspector, y haciendo como si esa fuera la respuesta al asunto, se reclina hacia atrás y agarra la taza de café que tiene sobre la mesa de su escritorio para tomar un trago.
—Pero si se fija bien en la copia certificada del acta de matrimonio y que fue presentada en el anexo a la solicitud, —dijo el funcionario, mientras pasaba el documento a su superior, —vera que el señor Chertov esta casado desde hace casi un año.
El inspector cayó hacia atrás, su cabeza se golpea contra la pared. Incluso Tomás en la puerta corre a socorrerlo y ayudarlo a que se incorpore del piso. El café caliente se le ha derramado al hombre por la camisa y manchado la misma. El viejo Álvarez se queja del golpe en la nuca, y de la quemada del café; pero su furia supera esos dolores, agarra el expediente de las manos del funcionario, ya de pie mira el expediente de nuevo; mira la fecha, y mira el nombre del supuesto esposo del chico que se negó a aceptar sus invitaciones a salir.
ESTÁS LEYENDO
Sólo Negocios - Serie: Agencia Matrimonial - 02
RandomA. J. Phoenix es un actor en el tope de la popularidad, pero en una entrevista insulta sin querer a la sociedad LGBT+; para demostrar que no está en contra de ellos decide realizar una boda gay. Claude Chertov es un inmigrante que llegó como refugia...