Regresar a Japón no estaba en sus planes de fin de semana de vacaciones de Julio; pero la insistencia de Fray Godofredo y Teodora de querer regresar por una muñequita asiática, mejor no piensa más o dará la media vuelta por donde vino. Caminaba por aquél camino empedrado cargando en sus manos un farol regalado por los residentes del pueblo atormentado por un ser cuadrúpedo de gran sizaña, se dedicaba a recordar el camino de regreso en caso de abortar la misión y pensar lo bien que debía estar su hermano tragando flan napolitano de la abuela.
Por lo leído en palabras de alma vieja —en literal— y por él mismo, se describía a dicho yōkai, o fantasma, como una criatura pequeña, blanca, ágil que camina en cuatro y a veces en dos patas. Llegó a considerar que hablaban de un problema de zorros de no ser por los cortes profundos en las esquinas de las casitas maderosas. Tenían inquietud, casi llegaba la hora del Bon matsuri y no podrían celebrarlo si seguía suelto el espíritu haciendo de las suyas.
Llegó después de un rato al enorme lago colindante del pueblo con otros dos, en aquél donde se debajan ir sus farolas río abajo todos los años. Tendría que esperar hasta la media noche para observarlo y obtener algo de información o de lo contrario partiría sin nada; puesto que, en palabras de los pobladores, podía ir o no según su humor. Ah, 'jijo con esa criatura.
Pasaban las horas, dieron las once y su estómago devoraba su bilis por no traerse ni un pan duro para cenar. Es cuando los arbustos contrarios se mueven, poniéndolo alerta, listo para atrapar a la alimaña; sin embargo, quién sale de ahí no es nada más que un lugareño del pueblo próximo que cargaba consigo una cubeta. Que extraño, ya era bastante tarde considerando el temor.
—¡Hey, tú! —Lo llama, el contrario voltea y se topa con unos encantadores orbes ambarinos— Este, yo... yo... tú... haces... Ahg, disculpa.
Bien, San Juan, haz quedado como un idiota.
—¡Oh! Tú debes de ser el cazador.
Su voz resonó en su interior; meliflua, abrupta, aterciopelada. No sabía dónde meterse, le gustaban ese tipo de tonos vocales; el chico dejo su cubeta y se acercó a él, siguió mirándolo con sus orbes. Sí que era extrañamente lindo en niño.
—Sí, soy yo —atinó a decir en su tartamudeo.
—Debes de estar esperando al nekomata —El de cabellos tiznados, los cuales apenas visualizo, se sentó por la orilla del lago; lo invitó también.
—¿Neko-qué?
—Nekomata. La vil criatura que anda atormentado a los pueblos a la redonda robando sus pertenencias y rompiendo cosas; ¿no sabías que era eso?
—No entendí mucho de lo que los lugareños decían referente a este.
El chico extraño soltó una risilla.
—Ya veo.
Hablaron un rato más hasta que Leo cayó dormido sin saberlo. Lo último que recuerda es su canto y unos destellantes orbes ambarinos alargados.
Despertó porque Teodora lo zarandeó preguntando dónde chingados estaba su camafeo y su chaleco. Cuando estuvo despierto, ya no había rastro del chico ni varias pertenencias así como rasguños en el farol. ¿¡Y sí el nekomata los atacó y se llevó a chico!? No se lo iba a perdonar.
Regresó al pueblo vencido por un gato de cola dividida que se burlaba de él.
—No estes triste, niño. Es un gato bastante bromista y engañoso; además, encontrarse de día es un reto —asegura una anciana.
—Normalmente se camufla entre grupos de felinos o entre nosotros mismos cambiando su aspecto —comenta el viejo al lado de la señora—. Mi nieta dice haberlo visto como una mujer hermosa.
—Mi hijo como un hombre guapo, y mi vecina a un niño.
—Pero, en lo que todos concuerdan, es que nadie tiene esos ojos ambarinos brillosos como este.
Ahí fue dónde la cara del mexicano paledeció, ojos ambarinos brillosos y alargados, iguales a los de un gato, con una sonrisa embustera como la escondida en el Chico de la Noche. Tal parece el cazador fue encontrado primero
¡Hey, espero les haya gustado!
El resultado aquí me parece encantador, me imaginaba poniendo a Kubito como un kitsune; pero al final use al bakeneko porque no sé qué tan famoso sea entre el fandom japones. Y sí, sé que dice "fantasma"; ¡en mi defensa, los yōkais son un tipo de fantasma! Así que ¡sh!
Pues nada, comenten, dejen su estrellita bonita y hasta mañana.
¡Bai, bai!
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𝘾𝙝𝙤𝙘𝙤𝙡𝙖𝙩𝙖𝙙𝙖
Fanfictiondescontinuado. 𝐂𝐇𝐎𝐂𝐎𝐋𝐀 + 𝐓𝐀𝐃𝐀: Si Teodora y su hermano eran el Café con Leche, y Miguel y Hiro el Arroz con Frijoles; ambos eran la Chocolatada. Pequeñas o largas historias de una pareja de homosexuales que no será 𝘤𝘢𝘯𝘰𝘯 jamás, mas q...