☀️; Constelación.

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Andrómeda sabía de él. Lo veía en las reuniones estelares, lo veía pasar de vez en cuando en su corsel alado, platicar con Orión y Virgo en el firmamento. Sus orbes chocolatados, cabellos de cedro y piel canela le hacen justicia de serafín divino; escucha que es fortísimo, comparándose con un titán, de ingenio de zorro y porte magestuoso. Podrá no ser cierto aquella descripción; sin embargo, a sus ojos, eso era Perseo. Un héroe.

¿Y qué puede hacer él? Admirarlo a la lejanía. Casiopea no le permitiría nunca apartarse de su lado por mucho que fuera su anehelo de conocer al chico. Se limitaba a contar las estrellas en su kimono en espera de ser amado algún día por él, pues nadie tendrá otro lugar así de importante como Perseo. Susurraba las fugaces que enviaran mensajes de buena fortuna y deseo a su amado; y este, esperaba el día en que pudiera ir a su lado. Porque siempre supo de la existencia de Andrómeda.

Vivaz, hermoso, hebras azabache, orbes de castañuelas y suave piel de leche derramada; aquella constelación había cautivado su atención la primera vez que le escuchó reír. No importaba si eran risillas leves o estruendosas carcajadas, eso tenía comparación miles de cristales siendo golpeados por una cucharita. Sin embargo, tenía prohibido por Cefeo el responder o tocar a su único hijo a menos que sea para salvarlo de Cetus cada nuevo siglo. Así que, ambos amantes, podían verse cada que el siglo se acababa e iniciaba otro.

Perseo carga a Andrómeda, lo apega a su cuerpo para sentir esos desesperados latidos por seguir unidos. Porque ambos no conocen lo que el otro sabe; pero, por unos instantes, creen saberlo. Porque Perseo siempre salva a Andrómeda.

 Porque Perseo siempre salva a Andrómeda

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¡Wattpaders!

Sé que ando atrasada en ambos retos de octubre —casi casi en la escuela igual—; pero este parcial si me andan dejando muchas cosas que hacer. Además, hago una actividad los martes y jueves y me quieta tiempo de bocetos y entintar —y mi cerebrito anda como Windows XP—.

Pues nada, a esperar tiempos mejores y terminar esta wea que ya empecé.

Todo sea por el Kuban.

𝘾𝙝𝙤𝙘𝙤𝙡𝙖𝙩𝙖𝙙𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora