☀️; Rojo.

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[❗] NOTAS PRE LECTURA:

AU! de querubines.

✎Tema del hilo rojo del destino.

Kubito sufre, sorry.

Aparición de: Hiro, Miguel y Marco.

Perspectiva de Hiro.

❝Existe una leyenda que trasciende nuestra realidad, una media mitad perdida, un hilo que ata las almas de aquellos están destinados e encontrarse

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Existe una leyenda que trasciende nuestra realidad, una media mitad perdida, un hilo que ata las almas de aquellos están destinados e encontrarse.




















Se pueden escuchar sus pasos incluso si va descalzo por toda la explanada, la mirada de los demás parece penetrarle el alma, carcome su ya despedazada mente. Pero, debía ser fuerte, debía saber a lo que se enfrentaba. Las grandes puertas lo hacen sentir una pequeñez. Se abren de par en par, dejando ver la pesadilla en sus ojos.

—Hiro... —susurra quedado.

—Puedes pasar, Kubo.

El azabache entra y las puertas se cierra detrás suyo, todo el cuarto es crema, con cuadros de nubes en cielos colorido y el último, detrás del propio caucásico, es el que le inspira ese pavor. Un ángel, un bello ángel al lado de otro, este le estaba cortando sus alas. Sus pobres alitas ya grisáceas tratan de esconderse en su cuerpo. Hiro lo nota y las obliga a lucirse para él.

—¿Sabes por qué estás aquí? —Niega, trata de hacerse el desentenido. El de ojos marrones ríe, ríe un rato que el propio Kubo se le une; luego, da un manotazo a su escritorio— ¡Tú muy bien sabes porqué estás aquí!

—¡No era mi intención! —exclama asustado, trata de todos los modos de calmarse, sin mucho éxito.

Hamada escruta en los orbes marrones del chiquillo. Una materia excelente, confiable y el más joven de su generación. El propio Samael dijo maravillas suyas, ¿quién lo vería ahora, agazapado como un gato? Resultaba que no era su intención. Dirige su vista a sus manos, específicamente a la derecha, donde ese maldito hilo se extiende y traspasa la puerta. Eso acrecenta su enojo todavía más. Por su parte, el nipón llora en silencio, sabe lo que le espera, tiene dos opciones y ninguna es favorable.

—Sabes que no me gusta hacer esto, Kubo; pero, no puedo ir en contra...

—En contra de las reglas —interrumpe, sorbiendo sus mocos y limpiando sus ojos—. Esas reglas, esas estúpidas reglas.

El japonés suspiró, Hiro trató de no verse doblegado por esas lágrimas que bajaban sin control, si no hacía algo, sus alas eran las que se exhibirían en los mercados negros. Extendió sus alas y tocó el rostro de aquél que fue su amigo, atrapando varias gotas saladas que caen. 

𝘾𝙝𝙤𝙘𝙤𝙡𝙖𝙩𝙖𝙙𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora