🌙; Acmé.

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[❗] NOTAS PRE LECTURA.

✎Del mismo universo del capítulo Secreto.

Quizás no todo estaba perdido, como un buen mexicano era su deber salvarla después de meter la pata bien metida, y eso iba a hacer

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Quizás no todo estaba perdido, como un buen mexicano era su deber salvarla después de meter la pata bien metida, y eso iba a hacer. Se levanta apoyándose de las piernas que le fallan, cae de nuevo, no se dejaría a un científico loco crear una revuelta en el sistema; vuelve a interlo, caída tras caída, hasta dar con un pilar. Se aferra a la esperanza de cambiar sus destinos, aún cuando todos yacen en el suelo igual a fríos cadáveres. No cuando estaban en el auge.

Cuando lograr sostenerse por sí mismo, cojea hasta el cuerpo de aquél que resultó la persona menos esperada y amada, aquella que respira con dificultad en medio del polvo. Se arrodilla frente a su rostro trabquilo, una muerte dormida respirando. Trata de cargarlo, haciendo que se levante en el acto.

-¿Leo? -pregunta a voz quedada- Leo.

-Levántate, Kubo, tenemos a un maniático que vencer, vamos -Alienta el castaño, tirando con ligereza del brazo del japonés.

Una tercera voz se hace presente.

-Leo, perdimos -Ambos se giran hasta dar con la figura Hamada apoyada en unos escombros apilados-; Hendrickson tiene razón, Krei tiene razón: somos unos niños nadamás.

El casco que aprieta en sus manos es lanzado en alguna dirección, hace eco en el edificio abandonado; San Juan logra poner en pie al azabache de colita apoyándolo en su hombro. Kubo también estaba convencido de ello, las condiciones desfavorables de todo en absoluto no daban brechas para seguir luchando por alguna causa. El Mandarín ganó. El poblano aprieta los puños y escupe:

-Me lo esperaba de todos, menos de tí, Hiro -El mencionado regresa sus ojos ambulantes al cuerpo demacrado de San Juan-. Un genio en robótica, súper dotado de conocimiento, inventor de lo que apenas podemos imaginar; tú, ¿te estás rindiendo?

-No te hagas el chistoso, Leonardo, es obvio quien ganó la batalla -responde seco.

-Más no la guerra.

El de orbes marrones puede ver la desición desbordarse de sus cuencas, sacando esperanza y drenando cualquier sensación de miedo en él. ¿Cómo no ideó que ese mismo muchacho que lo sacaba de su zona de confort era el mismo que ese héroe hablador, egoísta y adulador; sin embargo, dispuesto a darlo todo? Marinette, nadie te conoce.

-Sé... sé que perdimos a Miguel -Prosigue, acercándose al de armadura morada a paso lento, todo lo que le daban sus pies cansados-, sé que no está Baymax para ayudarte. Sé que la cagué y sé un millón de cosas más; pero, estoy seguro, de dar el plus ultra para vencer a un farmacéutico malvado.

-¿Qué vamos a dar, sobras?

-Nos vamos a levantar, quitar este estúpido polvo de los trajes, curaremos nuestras heridas e iremos a chingarle; porque eso hace un mexicano.

El moreno llega hasta Hiro, deja a Kubo a un lado y toma los pocos chachetes pálidos del americano en sus palmas para aplastarlos.

-Y hoy decreto que todos somos mexicanos-finaliza triunfante.

-Leo tiene razón, Hiro. No podemos dejarles el trabajo pesado a Baymax y Miguel, debemos hacer algo al respecto -añade el asiático algo débil, tose por las partículas en el aire.

-Odio admitir que este coyote tenga razón.

Hamada corre hasta su casco, levantándolo y quitándole las migajas de escombros y pintura en este. Se lo coloca con rapidez y expresa con una sonrisa socarrona:

-Tenemos trabajo que hacer, chicos.

Acmé: En el mejor momento de algo

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Acmé: En el mejor momento de algo.

Aquí, referente a la palabra del día, represento el auge de los, y nuevos, héroes en San Fransokyo. Entonces Hiro ya no está sólo con su pandilla, si no que comparte escenario con Miguel-Spiderboy-, Leo -Nahual- y Kubo -Hachiman, Hachi-. Ahora, tocando fondo, sólo les quedaba subir.

Espero lo hayan, disfrutado, denle su estrellita chingona y nos vemos cuando al fin esté a tiempo.

𝘾𝙝𝙤𝙘𝙤𝙡𝙖𝙩𝙖𝙙𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora