🌙; Cambiante

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[❗] NOTAS PRE LECTURA.

✎Una especie de AU! de licántropos.

✎Industrias Hidalgo no es real, por si se llegan a preguntar.

✎Aparición de Norman (Paranorman) y Coraline (Coraline y la Puerta Secreta); así como Hiro y Miguelito.

Ya era un hecho que no deseaba volver a poner pie en el edificio abandonado de Industrias Guerrero; no sólo por el ambiente pesado, ni la soledad, ni el frío o el concreto cayendo

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Ya era un hecho que no deseaba volver a poner pie en el edificio abandonado de Industrias Guerrero; no sólo por el ambiente pesado, ni la soledad, ni el frío o el concreto cayendo. Era por más, sin duda, por aquél lobo marrón que liberó y casi le arranca la oreja. Lo sintió rozándola con el hocico, agitado de tanto tratar, con la baba cayendo en su hoddie escarlata. Aunque, eso también le daba la curiosidad de regresar; saber porqué no lo tocó y dudó. 

Y hace poco estaba en la escuela charlando con Hiro, antes de ser jalados por Babcock y Jones que les pedían regresar por nueva información acerca de los lobos viviendo por allá. No aceptaron, que era obvio; pero ninguno necesitaba su aprobación. Así que los obligaron. Sólo que en esta ocasión se les unieron Miguel Rivera del 2°B y Leo San Juan del 2°F. Ambos conocidos de Hamada que los invitó para no aburrirse —eso y que babea por Miguel—.

Se fueron en dúos donde fue puesto junto a Leonardo y esto lo llevan a la caminata más incómoda en su vida. Leo carga la linterna mientras Kubo lo sigue a una distancia considerable; si bien, es bueno para iniciar conversaciones, el mayor tenía la densidad del jodido titanio para querer tan siquiera asentirle. Y es que Leonardo era extraño. 

Casi no se juntaba con nadie quienes no fueran su hermano, Miguel, una pelirroja, una azabache y el hermano de Miguel; es callado y tranquilo sin provocación. Una vez, escuchó, le rompió la nariz y dislocó el hombro a uno de 6to semestre. Que miedo. Sólo debían encontrar pistas de vida lobuna y se podían largar cada quien para su casa.

—¿Nada?

—Nada.

Esto iba a tardar. Ya eran las diez y media según el reloj y estaban en el segundo piso en un cuarto de máquinas pesadas o algo así. El azabache buscaba entre cajas y cajones mientras Leo observaba recargado en una. No sentía la necesidad de intervenir y eso le daba cierta histeria al menor, ¡dí algo, haz algo! Tratando de bajar una caja, la tira y se escucha algo más que esta. Ambos voltean a la puerta que tiene un pequeño atisbo el cual no estaba antes. Ambos voltean a mirarse.

—Debe de ser alguna rata o ardilla —asegura, o trata, regresando sus ojos a la puerta.

Asiente regresando a las cajas. Rebusca entre papeles y otras cosas hasta que escuchan otro ruido proveniente desde afuera.

—Leo, eso no creo que sea una ardilla.

—Quédate aquí, iré a revisar.

¡Oh, claro, lo deja con lobos rondando! Sólo le queda asentir. El moreno se va y Tsukino se queda en el cuarto de máquinas, reacomodando las cajas hasta que se detiene en una que no creía haber revisado; tenía rasguños notorios a los lados y rastros de pelaje. ¿A qué horas... esto... ah? Capta gruñidos y un alarido fuera del lugar; en seguida, aparece el castaño cerrando de golpe y algo rasguña la puerta y empuja intentando entrar.

—¡Pásame el librero!

—¿¡Leo, qué es eso!?

—¡¡Pasa el putero librero!!

Kubo mueve como puede el mueble y, junto a Leo, lo colocan en la entrada. Sin salida, ¡genial! Norman se las iba a pagar. Ese librero no duraría suficiente para atrancarla y debían pensar en algo. Estando en el segundo piso, entre máquinas, con unas ventadas selladas de Industrias Guerrero. ¡NORMAN BABCOCK ESTÁS MUERTO!

—Leo... —murmura temeroso.

Un golpe, dos golpes, tres golpes y rompe tanto la puerta como el inmueble. El azabache toma al moreno de su mano y se esconde detrás de unas máquinas mientras la criatura entra campante. Pelaje negro, ojos rojizos y heridas de garras en el lomo. Gruñía y se paseaba por el cuartito en búsqueda de ambos, los olía cercanos. El asiático lo observa desde un resquicio en la máquina, topándose con sus orbes y un salto.

—¡Kubo!

El lobo lo apresiona por unos segundo antes de caer a un lado con el empujón de Leo. Ambos individuos se observan y la bestia se abalanza al chico, tratando de morderlo y herirlo con sus garras que parecen de hierro. El azabache no sabe qué hacer, trata de tomar algún pedazo de madera o tubo de fierro para golpearlo; pero se mueven bastante. Igual a dos criaturas salvajes. Y lo aprecia.

El cabello castaño se transforma en pelaje marrón, una metamorfosis de humano a lobo que tira al invasor a unas maquinarias con sus patas traseras y se le echa encima con los colmillos al aire. Ese mismo que casi le arranca la oreja, ese mismo que ahuyentaba al lobo negro dejándolo sangrando, ese que babeó su hoddie, aquél que regresaba a su forma "natural" con rasguños profundos.

—Tú...

—¡No digas nada más!

—Tú...

—¡Te lo advierto! —brama el castaño, alejándose con el brazo herido— ¡O... O te voy a quitar la oreja! 

—Tú...

Tsukino, sin importar advertencias o gruñidos, se acerca a la encantadora criatura y toma sus manos en las suyas; observando las cicatrices y uñas afiladas que lo defendieron. Regresa a sus facciones, salvajes y afiladas, de un depredador. Sonríe al pensar que fue él a quien salvó y casi se lo come.

—Vamos a casa, lobito.

—¡Que te alejes!

Pero ya era tarde.

Pero ya era tarde

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¡Wopsis, olvidé subir esto!

Por un atrasado día 7. Espero les haya gustado esta cosa; a mi sinceridad, quedó bastante bien el inicio y el final rápido —no me culpen, la inspiración me jodió demasiado—. Así que, ya mañana me pongo al corriente tanto aquí como en el Inktober.

Pues nada; los dejo seguir sus vidas normales.

¡Bai, bai!

𝘾𝙝𝙤𝙘𝙤𝙡𝙖𝙩𝙖𝙙𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora