🌙; Nieve.

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A Kubo le gusta la nieve. Es de las pocas cosas buenas que puede rescatar de su aventura para vencer a su abuelo, los paisajes nevados, jugar, hacer muñecos de nieve y los ángeles en el suelo. Cuando empezó a vivir en la aldea, pudo disfrutar de su primer día nevado junto a los demás niños y crear marionetas con su shamisen para ellos. Era fabuloso verlos corretearse con bolas heladas.

A diferencia de Kubo, Leo conoce la nieve en imágenes y películas. Puebla es frío, pero no lo suficiente para crear nevadas —quizás, sólo en picos o montarlas demasiado altas—; aunque, al conocer al azabache, pudo presenciar con sus propios ojos la caída de copos. Lo más bello de su panorama fue verlo a él, jugando bajo la ligera nevada. Su rostro cubriéndose de blanco, sacando la lengua para congelarse e invitarlo divertido. Esa vez se enfermó de un catarro...

Sin embargo, ambos empezaron a diafrutar de ella. Kubo ya no pasaba esas fechas con su abuelo nadamás, Leo le hacía compañía. Jugaban con los niños de su pueblo cuando iban de visita, Kubo usaba el shamisen y Leo les contaba sus azañas, terminando en guerras de bolas de nieve y cubriendo al morocho hasta dejarlo enterrado.

No era mucho, sólo disfrutarse, incluso, con una taza de chocolate en esas fechas, era suficiente. Con una chocolatada caliente estaban bien también.

 Con una chocolatada caliente estaban bien también

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¡Actualización!

Algo cortito, pero trabajo noble(?). Les doy un drabble para despejar la mente, que ya ando retomando proyectos y ya casi acabaré exámenes para tratar de dedicarme, de menos, a terminar lecturas pendientes.

¡Espero les haya gustado! Estrellita, comentario si gustan, y nos vemos pronto.

𝘾𝙝𝙤𝙘𝙤𝙡𝙖𝙩𝙖𝙙𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora