ｄｅｓｃｏｎｔｉｎｕａｄｏ.
𝐂𝐇𝐎𝐂𝐎𝐋𝐀 + 𝐓𝐀𝐃𝐀: Si Teodora y su hermano eran el Café con Leche, y Miguel y Hiro el Arroz con Frijoles; ambos eran la Chocolatada.
Pequeñas o largas historias de una pareja de homosexuales que no será 𝘤𝘢𝘯𝘰𝘯 jamás, mas q...
✎De aquí nació la idea de Kubo romaní (para los que me siguen en Insta).
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Kubo Kabutomushi era un especialista en dejarte congelado con su voz, donde su frase favorita era “si van a parpadear, háganlo ahora” antes de dejarlos sin habla con sus historias de otro mundo en el Zócalo de Puebla. La manera de sus ademanes, sus orbes marrones chispeando en alegría, sus muecas con cada parte relevante, la magia en sus manos tocando el shamisen y las figuras de papel que se mueven.
La primera vez que escuchó de él, se vió magnetizado a lo etéreo de su figura, sus expeesiones suaves, su voz y aquellos secretos que esconde su figura delgada. Lo dejó boquiabierto con los movientos de las cuerdas a la que se mueven sus origamis. No sólo en público, en la privacidad también lo dejaba sin aliento.
El contorneo de sus caderas, los susurros de sus cuentos, lo áspero de su torso y brazos llenos de trabajo duro de carga, sus suspiros a los roces, la fuerza en sus piernas para sostenerle y esos ojos que no tenían miedo en mirarlo en todo momento. Cuando cuenta sus leyendas a los más pequeños como cuando exclama su nombre a la Luna en el éxtasis de sus noches. Aquél asiático sabía subirlo a un pedestal, dejándolo ahí hasta tirarlo por mera diversión como si Esmeralda se tratase. Y es que las similitudes entre la gitana y el cuentacuentos eran evidentes.
Criaturas hinoptizantes cuando canta, cuando hablan, cuando ondean cual látigo moviéndose con su música. Su risa son estaciones, su temperamento el de una fiera y su benevolencia inmensa e infinita. Igual de llamativos, eufóricos y burlescos. Porque Kubo mueve las masas, mueve a los incautos y a los desprevenidos como él.
Sin embargo, sólo él veía la belleza del aliento perdido en el acto, en la cama y en la simpleza de ser sólo Kubo Kabutomushi, un especialista en congelar minutos y recorrer las horas en las estrellas.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hey, good moring, afternoon or noon!
Espero, como siempre, que hayan disfrutado del capítulo de hoy; dejen su estrellita y comentario de apoyo. Ahora que lo pienso, en algunos capítulos me extiendo 500 ó 1000 palabras casi casi y otros —como este— tienen lo mínimo en palabras.
Pero, qué se le va a hacer. Los dejo para que sigan con su vida, esperando los otros tres faltantes.
