🌙; Libro.

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[❗] NOTAS PRE LECTURA.

One-shot basado en la película de ❝Susurros al corazón❞.

Deja que la música fluya, que cruce el puente de su oído hasta los nervios más pequeños de su cerebro; la pluma sigue su curso en el papel rayado, tararea por gusto, por ansiedad

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Deja que la música fluya, que cruce el puente de su oído hasta los nervios más pequeños de su cerebro; la pluma sigue su curso en el papel rayado, tararea por gusto, por ansiedad. Ese capítulo debía quedar terminado hoy si quería tener el libro en el plazo que se auto-impuso. Siente cómo le jalan los auriculares, se voltea, tiene detrás a su tía Washi nada contenta de verlo metido en su mundo cuando debía de acomodar su recámara.

—¿Qué te dije, Kubo?

—Lo lamento, tía; pero...

—¡Nada de peros! Haz estado en otro lado últimamente, tus calificaciones se están volviendo un asco; ya es momento de sentar cabeza y dejar eso... ¡esas cosas de niño! 

No lo entendería si se lo explicara, era su obligación terminarlo, liberarse de esa carga que lo carcome, aquella que no lo deja dormir tranquilo, que lo mantiene en vela, que le da ansiedad y tristeza. ¿Con quién podría compartir sus emciones si ninguna de ellas se detenía a mirarlo y preguntarle? Sólo bufa y le frunce el ceño. La mujer, cansada, lo toma del brazo y lo lleva a la fuerza. El azabache pone resistencia, grita, jalonea, llora. 

—¿Qué es todo ese alboroto? —pregunta el viejo Raiden, el cual estaba sentado en la sala mientras platicaba con su otra hija— ¿Kubo, Washi?

—¡Padre, dile algo! Tu nieto ha estado descuidando su educación, esa que tu das en sacrificio —Sienta al menor frente a ambos mayores, este seca su rostro con las mangas de su sudadera—. Ha estado metido en la biblioteca, ha ido y venido a su antojo y no hace lo que le pedimos.

—¿Eso es cierto, Karasu? —La mencionada asiente— ¿Kubo?

El chico agacha su cabeza, asiente con lentitud, aprieta las mangas de su ropa, cierra los ojos para no dejarlas irse. ¿Por qué le debía pasar? ¿Qué haces cuando te sientes dependiente de una añoranza futura y melancolía pasada? Como si esas primaveras fueran de pronto un invierno eterno; porque ya no alcanzaría a Leonardo. No así, no como esperaba. Leo seguiría y él se quedaría atrás, mirándolo pasar e irse. ¿Por qué? 

—Bien. ¿Podríamos saber lo que haces? —El tuerno niega del mismo modo— ¿No?

—Cuando esté listo, verán —atina a responder.

—¿Qué es eso que necesitas mucho tiempo, eh? —cuestiona Karasu, observándolo severa. Raiden coloca la mano en su dorso con gentileza.

—¿Ese algo es demasiado importante, nieto?

—Sí —susurra.

—Está bien; Washi, Karasu, dejen al niño —Los demás presentes miran sorprendidos al viejo de cataratas. Tiene una sonrisa enorme—. Kubo sabe lo que hace, después de todo es como su hermana.

El menor se levanta de golpe y tiende los brazos a u abuelito. Lo abraza, vuelve a sentirse un niño sin preocupaciones por unos instantes antes de volver a su cuarto a terminar esa hoja de vida propia.

 Lo abraza, vuelve a sentirse un niño sin preocupaciones por unos instantes antes de volver a su cuarto a terminar esa hoja de vida propia

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—¿Qué le pareció? 

—... La mitad del libro no tiene sentido.

—¡Lo sé, disculpe! —expresa rápido en el borde del llanto, caen sin control por su pómulos hasta perderse— ¡Me ví forzado a escribir, a veces no sabía lo que hacía! Eso sólo que...

—Kubo, tranquilo.

—¡Eso sólo que Leo avanza muy rápido! —confiesa. El azabache se arrodilla al regazo de la viejecita, deja descansar su cabeza en sus piernas, deja que lo acaricie— Se está yendo tan rápido y yo, yo me quedo atrás. Me sentí tan ansioso queriendo terminar algo que no está listo y él, él ya está listo para marcharse.

Doña Toñita lo deja ser, sacar esa frustración que llevaba mesese acumulándose en el corazón. Ella sabía que Kubo se sintió menos, agazapado en un rincón al ver a su nieto adquirir alas y preparar su vuelo a España. Lo iba a extrañar con locura, sus dos nietos dejaban la morada para perseguir sus sueños y ella se quedaba en San Fransokyo hasta regresarse a Puebla. Esa misma frustración de no poder parar a Nando cuando se fue, estaba en Kubo con Leo. No podían hacer nada y era doloroso. 

Ver a los que amas irse, es doloroso.

—Kubito, mi niño —habla meliflua la ancina sin dejar de pasar su mano por las hebras negruzcas en su regazo—, está bien. No necesitas probar nada a nadie. Por más que sientas que mi nieto te deja, ambos están a la par.

—...¿Qué?

—Ambos son como una piedra: rasposa, sin forma, parece que no tiene valor; sin embargo, en su interior, guardan una piedra preciosa —Doña Toñita toma el rostro del chico en sus manos—. Se debe pulir y con el tiempo, dejara ver su naturaleza. Así ustedes, el tiempo los pulirá y serán excelentes a su modo, vas progresando, Kubo; también como mi Leito.

La anciana entrega a Kubo aquella piedra con la esmeralda que alguna vez le enseñó. Quería transmitirle a que no debía sobre explotarse así, Leo lo iba a esperar el tiempo suficiente para volar, pulirse y brillar juntos. Le canta en español, trata de calmarlo.

Sólo llévame de regreso,
sendero.❞

























No saben cómo adoro esa película

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No saben cómo adoro esa película. También, desde el inicio, sabía que iba a incluir la parte donde Shizuku habla con el abuelo de Seiji después de que este lee su libro; porque, recordé, porqué salió la analogía de la piedra. Me indentifique.

La protagonista del filme se vió obligada a escribir al sentirse menos que alguien más. A veces, he sentido que cada capítulo de otro proyecto o de ese mismo Fic no es lo suficiente o mejor, a veces me frusto al no saber qué hacer. Pero, recordé, que tenemos tiempo para pulirnos y aprender.

Supongo que, por eso, adoro esta cinta. Espero les haya gustado el capítulo y un poco de mi experiencia como escritora. Estrellita y esperen al próximo.

Goodbye!

𝘾𝙝𝙤𝙘𝙤𝙡𝙖𝙩𝙖𝙙𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora