- Capítulo 14

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Dedicado a blxxdy_corpse, por haber congeniado

tan bien conmigo y seguir tan fielmente mi querida historia. Y por escribir

tan bien lo tuyo. Gracias por entenderme tanto.

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Puedo sentirlo todo antes incluso de abrir los ojos

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Puedo sentirlo todo antes incluso de abrir los ojos. No sé dónde estoy, solo huelo el césped y los árboles. Huelo los animales que caminan por él, el olor metálico de su sangre y oigo los latidos de sus pequeños corazones. Escucho fricción, movimientos a mi alrededor, estos más cercanos a mí. Abro los ojos, sorprendiéndome ante todo lo que consigo ver. Distingo una araña que se esconde tras la esquina contraria del cuarto, la fina telaraña que nunca habría visto, las motas de polvo que me rodean. Mis sentidos están abrumados ante tanta percepción, es como si incluso pudiese ser consciente de cómo las moléculas presentes en el universo se dividen y multiplican. Es simplemente impresionante y aterrador. Sin levantarme miro a un lado, y ahí está el olor más penetrante de todos. Un olor que nunca antes había percibido de esa forma, a jazmín y un ligero toque de canela, pero que ante mi nuevo olfato se encuentra masificado. Extiendo mi mano hacia el rostro de Jasper, que está sentado junto a mí; y lo siento suave y cálido al contacto, algo que jamás había percibido así. El frío sepulcral ha desaparecido, es como si fuese humano. ¿Será que...?

- ¿Estoy en el cielo? -pregunto, confusa. Me sorprendo ante mi propia voz, que se ha vuelto aterciopelada y cantarina. Sigue siendo la misma, pero ha cambiado. Jasper sonríe con tristeza y besa la mano que previamente he llevado a su rostro. Reparo en unas marcas que no había visto nunca antes en él. ¿Cómo podía no haberlas visto? Ahora son tan claras y obvias. Se tratan de medias lunas asomando desde su camiseta. Su cuello, su garganta, su mandíbula... Su rostro, todos llenos de lo que parecen ser mordiscos. Y lo único que podría haber causado eso son... Otros vampiros. Quiero preguntarle, pero antes de que pueda hablar posa un dedo gentil sobre mis labios.

Al fondo de la habitación, tras él, percibo al resto de los Cullen. Parecen no querer entrar al lugar, como si algo fuese mal en mí. Entonces recuerdo el mordisco de Victoria, y solo se trata de atar cabos. Quiero llorar, pero las lágrimas ya no vienen a mis ojos, ya no puedo hacerlo, es como si se hubiesen acabado. Arden con fuerza tras mis párpados. Frunzo el ceño, angustiada.

I Equinoccio · 𝓙𝓪𝓼𝓹𝓮𝓻 𝓗𝓪𝓵𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora