Saga Forks I
❝ En Forks todo parece normal.
Escogí este lugar porque podía brindarnos la tranquilidad
que necesitábamos.
Pero lo que entre los verdes bosques se esconde
escapa a cualquier raciocinio humano.
¿Y qué puede hacer una chica como yo
frent...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Respiro hondo, a pesar de no necesitarlo, debido a los nervios incipientes que danzan entre mis dedos. Rosalie pasa la brocha de colorete por mis mejillas para dar los últimos retoques.
- ¿Puedes estarte quieta? -pregunta mientras da un par de pinceladas más-. Los vampiros somos criaturas bastante estáticas, por si no lo recuerdas.
- No puedo ser una criatura bastante estática, Rose -digo recalcando sus palabras-. No en el día de mi boda.
Parece que el solo hecho de decirlo me quita el aliento que ya no tengo. Aprieto la tela de la bata entre mis dedos con el fin de mitigar la inestabilidad de mi cuerpo. Nunca creí que fuese a casarme tan pronto. Alguien irrumpe en el cuarto. Miro esperanzada, deseando que sea Alice, pero se trata de Bella.
- Lo siento, dijo que necesitaba estar sola antes de venir. Pero vendrá -dice ella rascándose un brazo, incómoda.
Asiento y regreso a mi postura inicial, pudiendo ver todavía a la humana observándome. Sus ojos chocolate están enmarcados por sombras del mismo color. Lleva el cabello recogido en una coleta baja con un par de mechones escapando estratégicamente al frente. Su vestido rosa claro favorece a su pálida piel, ya que hace algo de contraste pero no demasiado. Es bastante sencillo, de corte recto y sobre las rodillas. Los tacones que lleva no son demasiado altos, aunque estoy segura de que desearía llevar sus queridas converse. Sonrío, tratando de ser agradable con ella; no quiero ser una huraña y malhumorada novia.
- Estás muy guapa, Bella.
Ella abre los ojos, claramente sorprendida por mi halago, y Rosalie contiene una pequeña sonrisa.
- G... Gracias -tartamudea Bella.
- De nada -musito, sonriendo cuando veo que Rosalie ya ha terminado de peinarme. Ventajas de la velocidad vampírica.
Ha recogido mi cabello en una trenza de espiga algo deshecha, con mechones escapando aquí y allá, incluso alguno enmarcando el rostro; justo como sabe que me encanta. También ha engastado en ella florecillas de color granate que nos hemos encargado de recoger y secar para este momento. Nos abrazamos con fuerza.