- Capítulo 3

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El fuego está encendido y yo, sentada en la alfombra observándolo fijamente

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El fuego está encendido y yo, sentada en la alfombra observándolo fijamente. He descubierto que, junto a los olores, mi gusto por él se ha vuelto desorbitado tras mi conversión. A pesar de que sea aquello que puede matarme. Escucho el tintineo de objetos en la cocina y me imagino que Jasper está haciendo cualquier cosa. Todavía echo de menos comer, aunque ya no lo necesite; el gusto de la comida en mi paladar es tan sólo un vago recuerdo ahora.

Un mensaje en mi teléfono me hace levantarme velozmente y cogerlo. No se trata de mi madre así que suspiro aliviada. Jasper y yo llevamos ya una semana aquí, en Alaska, y mi madre y yo hemos tenido nuestra primera discusión, si se le puede llamar así, desde que mi padre nos dejó. No está de acuerdo con que llevemos tanto tiempo lejos por varias razones: la primera, que no podemos vernos y lleva meses sin abrazarme; la segunda, que le parece sumamente extraño que los Cullen estén pagándonos unas vacaciones tan extensas, y le horroriza no poder devolverles el dinero que supone que están invirtiendo en mí; y la tercera, teme que no pase de curso. Aunque le he asegurado que estoy estudiando por mi cuenta y presentándome a los exámenes correspondientes en un instituto cercano -la única mentira es que no me persono allí, sino que Jazz ha encontrado una plataforma online para ello-, sigue sin fiarse, y sumado a todo lo demás la tiene bastante preocupada y algo cabreada conmigo. Ojalá pudiese contarle más, pero no puedo permitir que sepa lo que sucede y corra un riesgo inevitable por mi culpa.

Aunque el alivio de que no se trate de mi madre pronto queda erradicado al ver quién ha enviado el mensaje: Bella. Trago saliva.

- ¿Qué ocurre? -pregunta Jasper, estando junto a mí en un suspiro.

- Es Bella -musito. Retuerzo mis dedos con nerviosismo y muevo el pulgar sobre el botón sin llegar a tocar el teléfono.

- No respondas -dice él con una voz dura.

- ¿Por qué? -Me giro a preguntarle, y él frunce el ceño ante mi mirada acusadora.

- Edward no quiere que mantengamos contacto... -comienza a decir, pero lo interrumpo enseguida.

- Jazz, no quiero ofender, pero tu hermano me importa una gran mierda -respondo alzando una ceja. Él sonríe de medio lado, divertido ante mi expresión. Sonrío levemente de vuelta, buscando calmar la tensión que mi tono ha generado-. Bella está sufriendo, no quiero ni imaginar por lo que está pasando, y estoy segura de que no he sido su primera opción, así que tus hermanos han debido de ignorarla primero. Me parece cruel dejarla con semejante incertidumbre.

I Equinoccio · 𝓙𝓪𝓼𝓹𝓮𝓻 𝓗𝓪𝓵𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora