Saga Forks I
❝ En Forks todo parece normal.
Escogí este lugar porque podía brindarnos la tranquilidad
que necesitábamos.
Pero lo que entre los verdes bosques se esconde
escapa a cualquier raciocinio humano.
¿Y qué puede hacer una chica como yo
frent...
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Tras despedirme de mi madre como si no fuésemos a volver a vernos nunca, Jasper y yo nos encaminamos al aeropuerto. Es Emmett el encargado de ser el chófer, y puedo asegurar que es porque se trata de quien más temple tiene para conducir en las condiciones en las que nos encontramos, con la salud de Bella posiblemente pendiendo de un hilo y el riesgo al que Jasper y yo nos exponemos al acudir a este viaje. Por supuesto Brent ha venido, cosa que agradezco. No me gustaría irme sin darle un fuerte abrazo. Sólo por si acaso.
- Bueno, Malory... -comienza, estrechándome inmediatamente entre sus brazos-. Tened buen viaje, id con cuidado y decidme si tengo que patear algún culo por ahí. -Siento cómo Jasper se muere por responder burlescamente, pero lo evita porque entiende que no es el momento y, en el fondo, él también está preocupado.
- Hermanita, hermanito -dice Emmett chocándonos las cinco a los dos cuando Brent me suelta-. Más te vale que la devuelvas sana y salva, Jazz.
- Por supuesto, aunque sea lo último que haga -responde Jasper.
Nos despedimos de ellos y antes de que me quiera dar cuenta ya estamos en el avión, en clase turista bajo mi petición. Mi vestido largo es fino y sedoso, de colores vivos y cubriendo todo lo posible de mi cuerpo. El escote, bastante pronunciado, lo tapo con un pañuelo que utilizaré sobre el cabello cuando lleguemos. Eso ayudará bastante a cubrir el rostro.
- Malory, para -dice Jasper, y es entonces cuando me doy cuenta de que estoy zarandeando el pie demasiado rápido. El sonido de los motores al encenderse y el movimiento bajo mis pies no hacen más que ponerme aún más nerviosa-. Por dios, relájate. -Sus palabras, acompañadas de una pizca de pathokinesis, me hacen detenerme poco a poco-. ¿Nunca has volado? -inquiere, alzando una ceja. Niego con la cabeza.
- Mis madre y yo nunca viajábamos lejos con mi padre, todos los trayectos que hacíamos eran cerca y en coche.
- Entonces te aterra que ambos, criaturas sobrenaturales duras como el mármol, perezcamos bajo el brutal acero de esta máquina mortal en caso de accidente ínfimamente posible. -Lo miro y le enseño los dientes en una mueca.
