- Capítulo 4

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Llevamos horas en la cabaña

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Llevamos horas en la cabaña. Jasper todavía se encuentra resentido con este desconocido que, a decir verdad, me observa constantemente con demasiado interés. Estoy segura de que si todavía fuese humana mis mejillas estarían encendidas como faroles ante su intensidad.

- Así que también hay lobos allí de donde venís -cuestiona Brent casualmente. Lo cierto es que también es la primera noticia que yo tengo. Supongo que los Cullen no querían abrumarme con más información hasta que me acostumbrase a ser una criatura sobrenatural. Si me hubiesen dicho todo esto hace un año no habría podido contener la risa, y ahora todo es demasiado real.

El joven lobo tiene el labio inferior hinchado, aunque nada comparado con el instante después a que Jazz le golpease. Él tiene mi mano apretada contra la suya, y sé que trata de controlarse para no montar una escena. Algo en sus ojos me dice que no me está contando todo lo que debería, pero trato de alejar ese pensamiento de mi mente. No puedo desconfiar, no de él.

- Sí -asiente él-. Los Quileute. La familia de Jacob Black, por ejemplo -me dice a mí, y tengo el vago recuerdo de ese chico yendo a casa de Bella un par de veces.

- Mi manada desciende de los Yup'ik, una tribu de aborígenes esquimales originaria del norte de Alaska.

- No sabía que los Yup'ik descendían de los lobos -habla Jasper, de repente interesado a nivel histórico. Lo miro con ternura; me encanta cuando muestra su lado intelectual.

- La mayoría, sí -explica.

- Lo que todavía no entiendo es qué haces aquí -pregunta mi prometido con una mueca, claramente desconfiado.

Brent me mira, y luego a Jasper de nuevo. Es como si algo se dibujase entre sus miradas, algo que yo no logro comprender.

- Será mejor que hablemos de eso en otro momento, vampiro. No quiero decirlo todavía, antes debo hacer unas averiguaciones -murmura esto último, y sus palabras encierran incertidumbre-. Pero no debéis preocuparos por ello. No soy una amenaza.

Estoy a punto de replicar cuando mi campo de visión se torna borroso, y de repente es como si todo diese vueltas. Lo último que siento es que me aferro al brazo de Jasper ante la inminente sensación de caer. Y después nada.

I Equinoccio · 𝓙𝓪𝓼𝓹𝓮𝓻 𝓗𝓪𝓵𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora