Despacio hasta el espacio

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Tomé una ducha y me puse ropa cómoda, unas sandalias y listo, se me vino a la mente la idea de bajar a la terraza un rato. Tomé mi celular y la llave y salí al pasillo, había un gran silencio por lo que supuse que Uriel y Rodolfo no estaban en casa, entré en el ascensor y pulsé el piso 3.

Estando ahí me di cuenta de la hermosa vista que se apreciaba, no había nadie y sólo unas pocas lamparas iluminaban el lugar junto con la luz de unas máquinas dispensadoras. El clima era Perfecto, calor pero con viento así que me acomodé en uno de los camastros y me dispuse a disfrutar de la brisa que llegaba de la piscina.

-¿Qué haces tan sola?- Rodolfo se sentó en un camastro a mi lado

-Disfruto de la vista- lo miré, traía shorts y sandalias y una playera blanca -¿Entrenaste hoy?- la pregunta salía sobrando pues vi su historia pero era una buena pregunta para iniciar conversación

-Si, un poco. Trabajé por separado del equipo pero el entrenador me dijo que pronto podré reintegrarme con los demás- sonrió emocionado y me contagió

-Me da gusto escuchar eso- comenzaba a sentir  frío así que abracé mis rodillas a mi pecho

-Deberíamos subir, ya empieza a refrescar-

-Oh no, descuida- me puse de pie y caminé a la piscina, me senté y sumergí mis pies -Dicen que si tienes frío y estás en contacto con algo frío tu calor corporal comienza a subir- dije a mis espaldas sin voltear a mirarlo y pude escuchar como se acercaba

-Eso es un mito- se sentó a mi lado e hizo lo mismo con sus pies

-Creo que en ocasiones si funciona- trataba de mantener mi vista al frente pero era imposible no querer mirarlo

-No creo que sea el caso porque estás temblando- se acercó a mí y me abrazó, yo no hice nada más que aspirar su aroma

Como la posición en la que estábamos no era muy cómoda para un abrazo tomó mi mano y la entrelazó con la suya, lo miré fijamente y él acercó su rostro al mío

-Te ves cansada- dijo apenas en un susurro -¿Segura que no quieres ir a dormir?- me recosté en su hombro

-Segura, estoy muy bien justo aquí y justo ahora-

-También yo, hace mucho que no sentía esta paz-

-Es por el paisaje- me enderecé para mirarlo y él rió

Poco a poco acercamos nuestros rostros de nuevo, Rodolfo soltó mi mano para acariciar mi mejilla y se acercó un poco más

-Estás muy fría- nuestras narices chocaban y podía sentir su aliento

-¡Hola!- saludó una voz y por poco y nos arrojamos a la piscina del susto -perdón, no quería asustarlos- una pequeña niña estaba parada a solo unos metros de nosotros

-¡Hola!- saludó una voz y por poco y nos arrojamos a la piscina del susto -perdón, no quería asustarlos- una pequeña niña estaba parada a solo unos metros de nosotros

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Amor a manos llenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora