Falta poco

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Me desperté gracias al sonido de unos fuertes golpes en la puerta y toda aturdida salí de la cama y bajé a ver de quien se trataba y vaya sorpresa que me llevé.

-¡Buenas tardes!- saludó sonriente y entró al departamento

-¿Tardes?- miré el reloj de la sala, eran casi las 3 -¿Qué haces aquí?- estaba muy adormilada

-Liliana le dijo a mamá que estarías aquí porque tienes el día libre y quise venir a saludarte- Beth se sentó en el sofá y encendió el televisor

-Si, tuve un fin de semana pasado- le sonreí -¿Ya comiste, pequeña?- me senté a su lado

-Aún no, mamá se fue al hospital de emergencia- dijo sin importancia

-Bueno, podríamos cocinar algo- sugerí

-¡Si!- brincó emocionada

-Pero dame unos minutos para ducharme y terminar de despertar- asintió -si quieres puedes tomar fruta o algún bocadillo del refrigerador, no tardo-

La dejé viendo la televisión y subí a mi habitación por mi ropa y después fui a ducharme, quería quedarme ahí por mucho rato pero no podía hacer esperar a Beth así que me di prisa.

Cuando bajé ella estaba acompañada de Rodolfo y mi reacción fue mirarlos con extrañeza.

-¿Qué haces aquí?- me acerqué despacio a ellos

-Beth me llamó y me dijo que le gustaría que fuéramos a comer- sonrió apenado

-¿Cómo lo llamaste?- la miré asustada entrecerrando los ojos

-Con esto- tenía un celular en su mano -lo tengo para emergencias- sonrió divertida

-Supongo que entonces iremos a comer- dije tomando mi bolso

-¡Vamooos!- Beth apagó la televisión y se puso de pie tomando la mano de Rodolfo

Salimos del departamento y en el ascensor parecíamos una bella familia, nosotros una feliz pareja cuidando de nuestra bella hija.

Lo imaginé y me invadió una gran alegría, quizá en un futuro yo podría estar formando una familia con el hombre a mi lado.

Al parecer él sintió mi mirada porque se sonrojó y entrelazó nuestras manos mientras Beth nos observaba despistadamente con una gran sonrisa en su rostro.

No me sentía con mucha energía así que fuimos a un pequeño restaurante cerca del condominio donde vendían comida mexicana.

-Me da gusto que te haya vuelto el apetito- Rodolfo observaba cómo me terminaba mi orden de cinco enchiladas

-¿Estás enferma?- la pequeña Beth se veía cansada

-Un poquito- terminé mi comida -pero nada que el reposo no resuelva- ella bostezó

-¿Qué pasa Beth?- Rodo acarició su cabello cual papá

-El colegio estuvo muy pesado hoy- se recostó en la mesa

-Necesitas una siesta- sugerí -¿qué te parece si vamos por un postre y después regresamos para que duermas un poco?- ella me miró contenta

Por esta vez le gané a Rodolfo al momento de pagar la cuenta y de ahí nos fuimos a una repostería, yo pedí varios postres y Beth se decidió por varios pastelillos, en cuanto a Rodolfo él pidió una rebanada de pay de limón.

Nos lo comimos en el camino y antes de que llegáramos al condominio Beth se quedó dormida, Rodolfo la abrazó con cuidado y atentos a no despertarla la llevamos a mi habitación y le recostó con cuidado. Bajamos y conversamos casi en susurros.

Amor a manos llenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora