Algo quiere el destino

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No podía creerlo, Rodolfo Pizarro a mi lado. No quería actuar como una loca aficionada así que intenté concentrarme en mantener mi vista fija al frente pero podía sentir como él me miraba de reojo y eso únicamente me hacía sentir nerviosa, como si en cualquier momento la fangirl que llevo dentro fuese a salir gritando y abrazándolo hasta fastidiarlo. Necesitaba respirar y relajarme para no perder la cabeza.

P.O.V. Rodolfo
Llegué cansado de un día completo en el Barrial, aunque aún no podía entrenar me presenté para unas revisiones y eso de estar rodeado de personas interrogándote durante horas es agotador así que lo único que quería era llegar al departamento para ducharme y dormir. Estaba a unos cuantos pasos del ascensor cuando vi que las puertas se cerraban y como no quería esperar me las ingenié para llegar ahí antes y entrar, pero vaya sorpresa del destino. Era ella, la chica misteriosa, la vecina e inquilina de Liliana, tan bella de pies a cabeza. Vestía formal y estaba recargada en una de las paredes, se veía muy cansada pero no pude evitar mirarla y sentir que ella escondía su mirada así que le hablé

-¿Día pesado?- me miró un tanto desconcertada

-Demasiado de hecho- sonrió débilmente y pude notar su cansancio

-¿Mucho trabajo?- Qué aburrido era, estaba lléndome directo al fracaso

-Ammm si, cuestión de acostumbrarse- me miraba y después se mantenía atenta al frente

-¿Cuánto tiempo tienes en ese trabajo?- Si, soy pésimo iniciando conversación

-Primer día- dijo sin más

-Ojalá mañana esté más ligero- ella ya ni siquiera me miró

-Gracias- apenas y sonrió

-Por cierto, soy Rodolfo y vivo en el 6C- extendí mi mano para saludarla

-Lo sé- sonrió y dudò un poco en aceptar mi saludo pero lo hizo. Cuando nuestras manos se juntaron sentí una especie de corriente eléctrica y al instante los nervios se apoderaron de mí -Eres Rodolfo Pizarro, jugador de Monterrey- soltó rápidamente mi mano y se mostró incómoda

-¿Y tú eres?- esperaba que la plática continuara

-Tu vecina del 6D- me dijo su nombre y que estaba viviendo con Liliana

-Qué gusto conocerte- sonreí y al parecer exageré porque ella rió -¿Qué pasa?-

-Nada, es sólo que resulta un poco increíble que esté en el mismo ascensor que tú y que además vivamos tan cerca- me miró sonriente y me contagió

-¿Así que eres mi fan?- comenzaba a sentirme menos nervioso y con ánimos de bromear

-Bastante y no es que te siga desde siempre, es de un tiempo a la fecha pero si, soy tu fan-

-Bueno, no te has portado como bastante mi fan- al decirle esto ella volvió a reír y me miró apenada

-Si bueno, supongo que el cansancio me impide actuar como una loca aficionada- ambos reímos -Además de que parece que tu día también estuvo pesado-

-Si un poco, creo que me cansé más que cuando entreno- los nervios se habían esfumado por completo

-Qué pena lo de tu baja, espero que te recuperes pronto- me acariciò el hombro y la corriente apareció de nuevo

-Gracias- sonreí y de pronto se me ocurrió un comentario para hacerla reír de nuevo -¿No quieres tomarte la foto?- y efectivamente funcionó

Amor a manos llenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora