Lecciòn del día

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Me desperté a las 6:00 a.m. y vi que Sebas aún dormía, así que aproveché para subir a arreglarme y que él durmiera un poco más. Media hora después bajé y lo desperté suavemente y en lo que llegaba Òscar ordenamos la sala y la cocina, a las 7:15 a.m. tocaron la puerta y si era él

-Buenos días- lo saludé y lo dejé pasar

-¿Qué tal su noche?- le entregó una mochila a Sebastián

-Dormí como bebé- respondió Sebas y tomó la mochila -Voy a subir a cambiarme, no tardo-

-Su mamá llega mañana con mi padre y Liliana, vendrá a pasar unos días- me comentó Òscar una vez que Sebas estaba arriba -ellos no se han visto en varios meses así que será una sorpresa- sonrió

-Soy una tumba- le regresé la sonrisa

-¿Cómo vas con tu vecino?- preguntó de repente

-¿El vecino?- sabía que hablaba de Rodolfo pero no entendía su interés por el tema

-Pizarro, ¿ya te invitó a salir?- me sonrojé -Así que no eh, debería de pedirte una cita en lugar de llenar tu oficina de regalos-

-¿De qué hablas?- Mi corazón se aceleró

-Cuando lleguemos a la empresa te darás cuenta- se puso sus gafas oscuras.

Estaba por preguntarle más pero Sebastián venía bajando

-Estoy listo- Ahora su vestimenta era más formal

-Bien, vámonos- y sin esperar más Òscar salió y nos hizo seguir su paso apresurado.

Esta vez Sebastián se fue de copiloto y se la pasó intercambiando frases en italiano con Òscar, yo por mi parte me concentré en responder mensajes y le hice saber a mis papás que estaba bien y que en cuanto pudiera los llamaría, le deseé un buen día a Rodolfo y aunque tenía la esperanza de que respondiera para preguntarle sobre el comentario de Òscar no lo hizo, quizá seguía dormido.
El resto del camino me la pasé perdida en mis pensamientos pues mis acompañantes continuaron hablando en italiano, lo cual me incomodaba un poco porque lo consideraba de mala educación. Por fin llegamos a la empresa.

-Siamo arrivati- dijo Sebastián y sin esperarnos entró a la empresa y se fue directo a su piso

-¿Significa "ya llegamos"?- pregunté a Òscar camino al ascensor

-No sabía que hablaras italiano- se burló

-No lo hago, eso fue bastante obvio- comenzaba a ponerme de mal humor por la curiosidad

-Alguien está irritable- canturreó y eso me fastidió un poco más

En cuanto las puertas del ascensor se abrieron caminé rápidamente a mi oficina, podía imaginar la sonrisa burlona de Òscar a mis espaldas y Sandy me miró extrañada.
Al entrar me encontré con varios regalos, el primero estaba en el sofá:

 Al entrar me encontré con varios regalos, el primero estaba en el sofá:

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Amor a manos llenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora