Confidencias

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El mismo viernes por la tarde llamé a Liliana para avisarle sobre el cambio de mi vuelo y me dijo que ella se encontraría fuera todo el fin de semana, por lo que me dejaría las llaves del departamento con Uriel, quien ya había vuelto de Cancún.

Llegué a Monterrey casi al medio día, me tomé unos minutos para respirar y revisar mis notificaciones, entre las cuales estaban las historias publicadas de Rodolfo:

Llegué a Monterrey casi al medio día, me tomé unos minutos para respirar y revisar mis notificaciones, entre las cuales estaban las historias publicadas de Rodolfo:

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Estaba por pedir un taxi cuando vi un auto que me resultó familiar, me acerqué pero no había nadie y miré a mi alrededor en busca del propietario.

-¿Me buscas a mí?- Uriel se burló sonriente

-¡Uri!- lo saludé emocionada

-Hola hola señorita- me abrazó

-¿Qué haces aquí?- pregunté confundida

-Rodolfo me pidió que viniera por ti, él quería venir pero desde ayer están reclutados en el barrial- dijo abriendo la cajuela del auto -¿Qué tal el vuelo?- me ayudó a guardar mis maletas

-Estuvo bien, tranquilo- me puse mis gafas de sol

-Te ves diferente- me miró fijamente -¿Te hiciste algo?- buscaba el cambio

-No, supongo que es por el tiempo que duramos sin vernos- sugerí mientras nos subíamos

-¿Cómo te va con mi hermano el tóxico?- nos adentramos en el tráfico

-Pueees- suspiré -se podría decir que ya hablamos de sus celos sin sentido-

-¿Sin sentido?- Uriel me señaló el estéreo para que pusiera música

-¿Tú me crees capaz de faltarle al respeto con Sebastián?- dramaticé un poco

-Claro que no, pero ni a mi me agradó el hecho de que viajaras hasta Italia para hablar con un tipo que está enamorado de ti- su tono fue muy sutil

-No está enamorado, es una especie de capricho que ya se le pasó- dije mientras seleccionaba mi lista de canciones favoritas

-¿Estás segura de eso?- me miró aprovechando un alto -porque para haber dejado botado su trabajo y a su papá por un "capricho"- hizo las comillas con los dedos -me parece un poco exagerado-

-Así es él- le resté importancia

-Me vas a negar que llegó a gustarte- me cuestionó

-Eso nunca pasó- me apresuré a decir

-Si él se aferró a su capricho fue porque vio una mínima esperanza- nos miramos fijamente

-No- sentí como me sonrojaba

-Venga, no está mal si en su momento te pasó, a final de cuentas le has dejado claro que no tiene oportunidad contigo- movió los hombros

Amor a manos llenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora