Después de mucho tiempo

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P.O.V. Rodolfo
Martes de pruebas, otra vez.
Tenía que estar en el barrial a las 9:00 a.m. En punto así que me tomé mi tiempo para alistar mis cosas pues Uriel se encargaría de acompañarme durante el día. Bajamos poco antes de las ocho y vimos cómo Liliana y ella (la vecina) intentaban hacer que encendiera su coche pero antes de que lo lograran Uriel se ofreció a llevarlas y en seguida aceptaron porque al parecer se les hizo tarde.
Yo iba en el asiento del copiloto y atrás del lado del chofer iba Liliana, del otro lado iba ella y por más que intenté mirarla por el retrovisor parecía que se ocultaba. Nadie habló durante el camino, únicamente Uriel le preguntó la dirección a Liliana y fue todo y después de casi veinte minutos llegamos al lugar, un enorme edificio en un extremo del centro rodeado de jardineras y mucha seguridad y a lo poco que alcanzaba a ver de la recepción se notaba que es un lugar muy elegante.
Liliana bajó a toda prisa y apenas y se tomó un instante para agradecernos, mientras que su acompañante sólo sonrió y yo aproveché para darle un vistazo rápido, vestía formal y llevaba el pelo suelto, sus piernas torneadas resaltaban con los tacones y sus ojos brillaban más a causa del color de su ropa, la seguí con la mirada hasta que tomaron el ascensor pero ella nunca miró atrás.

-Pobre, su segundo día y llega tarde- Dijo Uriel encendiendo el auto

-Al parecer hoy también será un día pesado para ella- nos pusimos en marcha rumbo a Él Barrial

Una vez allí fui directo al área de revisiones médicas donde se encargaron de hacerme las pruebas para saber si pronto podía retormar los entrenamientos, la mañana se fue en eso y en desayunar con mi hermano y por la tarde tuve una sesión de unos ejercicios especiales mientras que Uriel recorría las instalaciones y hablaba con unas personas sobre su trabajo.
Cerca de las 4:00 p.m. Ambos estábamos libres y con un poco de hambre debido a que desayunamos algo tarde, fuimos a un restaurante que quedaba cerca y pedimos algo ligero para comer

-¿Deberíamos ir por las chicas?- me cuestionó Uriel

-No sé, supongo que algún compañero las llevará al departamento- me moría de ganas por decirle que si

-¿Y si no?-

-¿Tienes el número de Liliana?- Uriel asintió, claro que lo tenía pues él era mucho más sociable que yo con los vecinos y no porque yo fuera grosero o mal educado, simplemente no se me daba fácil el iniciar una conversación con algún desconocido -Entonces podrías llamarle y preguntarle-

-O podría llamarle a tu chica- y puso su sonrisa malvada

-Llámale a quien quieras, total que tú estás manejando hoy- Su comentario me fastidió

Uriel llamó a "mi chica" pero entraba directo el buzón así que llamó a Liliana y le dijo que agradecería si pasábamos por su roomie ya que ella se tendría que quedar hasta un poco más tarde. Pagamos la cuenta y fuimos a la empresa por la susodicha

A las 5:45 p.m. Nos encontrábamos fuera del enorme edificio y Uriel de nuevo llamó a Liliana para avisarle que ya estábamos ahí y quince minutos después apareció ella, lucía fan cansada y se sorprendió al vernos así que hice un comentario para tratar de animarla

-¿Solicitó un taxi, señorita?- y de inmediato Uriel se bajó para abrir la puerta, ella sonrió apenada y subió sin decir una sola palabra

De camino al condominio hablamos muy poco, Uriel le preguntó sobre por qué no le entraban las llamadas y ella mencionó algo sobre una reunión y que había dejado su celular en modo avión, yo por mi parte me reservé a decirle cualquier cosa debido a que me sentía nervioso así que sólo me dediqué a mirarla de vez en cuando por el retrovisor pues estaba sentada en medio del asiento.

-Hemos llegado a casa- dijo Uriel estacionando el auto

-Al fin- dije mientras salía del auto y entonces decidí abrirle la puerta a nuestra compañera del día

-Gracias, que amable- tomó mi mano para ayudarse a salir y yo no quería soltarla pero tuve que hacerlo por la tos mal actuada de Uriel

Tomamos el ascensor y mientras que subíamos ella inició la conversación

-¿Ya estás entrenando?-

-No todavía, me están evaluando y aplicando ejercicios especiales-

-Qué bueno- la miré serio -No no, me refiero a qué es bueno que aún mantengas reposo y no te hagan entrenar tal cual- sonrió apenada

-Descuida, sólo espero pronto poder estar de vuelta- me frustraba el perderme partidos

-También yo, tú eres la razón de que yo vea los partidos de Monterrey- su tono era normal pero no pude evitar emocionarme y sonreírle

-¿No le vas al Monterrey?- genial, la conversación empezaba a fluir

-En realidad no le voy a ningún equipo pero veo los más partidos que puedo porque hay varios jugadores a los que sigo y porque mi papá es fanático del fútbol-

-¿A qué otros jugadores sigues?- le preguntó Uriel y ambos nos sorprendimos, por un momento nos olvidamos de su presencia

-A Raúl Jiménez, Diego Reyes, El cone Brizuela, Antonio Briseño, Diego Lainez y otros más-

-Vaya Rodo, tienes mucha competencia- bromeó Uriel y de inmediato me sonrojé mientras ella sólo se rió

Llegamos al piso y salimos al pasillo, al llegar a nuestra puerta nos agradeció por haberla llevado y traído, Uriel se tomó la confianza de abrazarla para despedirse y aunque no estaba en mis planes hacer lo mismo en los de ella si, se acercó sonriente y me abrazo y de inmediato la estreché entre mis brazos aspirando su aroma, una mezcla de perfume y shampoo de coco. Sentí como ella se aferró a mí y Uriel discretamente nos dejó solos, aproveché e hice que nos quedáramos así un para de minutos y entonces se apartó poco a poco y me miró

-Quizá un día de estos venga por la foto pero hoy no, estoy segura de que me veo fatal y con ojeras de zombie-

-Para mí te ves hermosa- la miré fijamente y ella sólo sonrió

-Debería irme para que entres a descansar- y comenzó a alejarse -Gracias de nuevo- entró a su departamento

-¿Vas a entrar o te vas a quedar ahí toda la noche?- Si un pequeño salto al escuchar a Uriel detrás de mí -vaya, estabas en las nubes- se burló

-Ja ja, que gracioso- le dije con ironía

Entramos al departamento y me recosté en mi buen amigo sofá pues Uriel se había ofrecido a preparar la cena

-¿Qué tal el abrazo?- gritó desde la cocina

-¡Me quiero casar con ella!- le respondí igual me dio gritando

-Me da gusto saber que después de mil años te estoy perdiendo de nuevo- dijo caminando hacia mí -Ella es perfecta para ti, se le nota a kilómetros- me miró emocionado

-Estoy de acuerdo con eso- le sonreí mientras recordaba el momento que acababa de compartir con ella.

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Pregunta, ¿les gustaría que le diera un nombre a la protagonista o les gusta así?

PD: gracias por leerla y por votarla❤️

Amor a manos llenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora