Golpe bajo

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Pasé gran parte de la tarde con Rodolfo y cuando volví al departamento Liliana y Óscar me estaban esperando.

-¡Hola!- los saludé pero no respondieron -¿todo bien?- los dos estaban muy serios

-Yo creo que mejor los dejo para que hablen- Liliana subió a su habitación y al pasar por mi lado acarició mi brazo –suerte- suspiró

Miré extrañada a Óscar pero su expresión seguía seria y me pidió que me sentara a su lado

-¿Qué pasó?- me puse nerviosa -¿Manolo está bien?- su expresión se suavizó

-Sí, papá está bien- se relajó un poco -¿Me quieres explicar por qué fuiste a ver a Duilio a escondidas de todos?- me congelé, no tenía idea de cómo Óscar se había enterado pero esperaba que Manolo no lo supiera

-No sabía que debía avisar- intenté en vano actuar normal

-No me vengas con eso a mí, es obvio que fuiste a verlo para hablarle sobre lo que te mencioné ayer en la noche-

-¿Cómo te enteraste?- contraataqué

-Te seguí- de nuevo volvía esa sonrisa cínica que para nada extrañaba

-¿Que hiciste qué?- me sorprendí por completo

-No tengo todo el tiempo del mundo para aclarar esto así que trataré de ser breve- me pidió que guardara silencio y escuchara –escuché cuando le dijiste a papá que necesitabas retirarte y escuché su conversación sobre un supuesto campus de tu universidad aquí, investigué y resultó que no existe- Tomó aire –entonces te seguí y vi que llegaste a el barrial y estuviste largo rato platicando con Duilio y también vi tu ridículo plan de escape cuando llegó papá- se burló

-¿Manolo sabe?- al parecer Óscar sabía camuflajearse mejor que yo

-No y descuida- tomó mi mano –no pienso decirle- suspiré alividada –con una condición- esa mirada y esa sonrisa me frustraban la existencia

-¿Qué quieres?- pregunté un poco molesta

-Quiero que me cuentes toda tu conversación con Duilio y tu plan, si me convences te prometo guardar silencio pero si no lo haces, en cuanto me vaya de aquí le contaré todo a mi padre- me miró divertido –tieneeeees- miró su reloj –diez minutos-

Al ver que no tenía opción accedí a contarle, traté de ser breve y le conté lo más relevante aunque después preguntó por detalles y me tomé más del tiempo que me ofreció

-Y eso es todo- por fin había terminado de contarle

-Suena bien, eres muy astuta- sonrió –no para escabullirte pero si para negociar- reí por el comentario

-Por favor no le digas- ahora yo fui quien tomó su mano

-No lo haré, tranquila- apretó mi mano y después la soltó –pero te advierto que estás haciendo esto pensando en el futuro de Rodolfo más que en el tuyo y no sé si eso sea algo bueno-

-Dime algo- me puso atención -¿No has hecho algo alguna vez pensando en la persona que quieres?- lo pensó un poco -¿o alguna vez has querido tanto a alguien como para ponerla incluso antes que a ti mismo?- sonrió

-Todos lo hemos hecho alguna vez, incluso yo-

-Bueno, entonces supongo que me entiendes- le sonreí -¿Liliana sabe de esto?-

Amor a manos llenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora