Louisa Clark

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Me estaba quedando dormida cuando recibí una llamada de Rodolfo, me agradeció por el regalo y me entrevistó sobre mi amistad con Sebastián. Lo sentí un poco celoso y me dio ternura, me dijo que le agradecería por el regalo y yo le dije que no pues de esa sorpresa Sebastián no sabía nada y eso solo complicaría la sorpresa del viernes en la que él si me ayudaría así que le platiqué a Rodolfo que nos conocíamos de ya hace tiempo pero que sólo somos amigos.

Me estaba quedando dormida y Rodolfo lo notó así que se despidió y cortó la llamada, quedé rendida un par de minutos después de colgar.

Por fin media semana, me levanté de muy buen humor y decidí vestirme un poco diferente:

Durante el camino a la oficina Liliana se mantuvo muy callada, al parecer llegó muy tarde y no había dormido lo suficiente

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Durante el camino a la oficina Liliana se mantuvo muy callada, al parecer llegó muy tarde y no había dormido lo suficiente.

En cuanto llegamos a la empresa Manolo me hizo pasar a su oficina.

-Quiero que revises esto- me entregó varias carpetas -lo harás aquí así que toma mi lugar- intercambiamos asientos -me vas a explicar cómo es que haces los comparativos, el análisis y las predicciones- tomó una pluma y un cuaderno -haré anotaciones y las repasaremos al final-

-¿Todo lo que haga lo digo en voz alta?- comencé a prender la computadora

-Exacto- sonrió -Ahora comencemos-

Durante toda la mañana estuve haciendo la revisión de los documentos y todo lo que hacía se lo iba diciendo a Manolo y él de vez en cuando hacía anotaciones en el cuaderno.

-¿Crees que podríamos hacer una pausa?, tengo mucha hambre- sobé mi estómago

-Si, claro- se puso de pie -desayuna tú, yo debo ir a la sala de juntas a hacer unas llamadas-

-¿No prefieres que me vaya a desayunar a mi oficina-

-No no, quédate aquí- salió y me quedé sola

Aproveché para enviarle un mensaje a Rodolfo, saldrían a Bermudas por la tarde y quedó de avisarme en cuanto estuviera allá. También le mandé un mensaje a Sebastián pero no hubo respuesta.
Cuando terminé de desayunar fui a buscar a Manolo pues me no estaba segura de continuar sin él, entré sin tocar a la sala de juntas y lo encontré concentrado en su teléfono con los ojos empañados, me miró y secó una lágrima.

-Perdón por entrar así, yo creí que estarías...- me hizo callar

-No te preocupes, ¿has desayunado ya?- asentí -Bien, volvamos a la oficina- estaba por ponerse de pie pero le pedí que volviera a sentarse -¿pasa algo?- me miró confundido

-Dímelo tú- me senté frente a él-¿A qué se debe tu tristeza?- sonrió con nostalgia

-Hoy es aniversario luctuoso de mi esposa- me miró con los ojos empañados -después de años aún no lo supero-

Amor a manos llenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora