Indiferencia

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La verdad es que me hacía mucha falta tener una salida con las chicas, sólo nosotras. Tuve que arreglarme a toda prisa, el tiempo con Rodolfo se me había pasado volando.

-¿No se molestó cuando le dijiste que no viajarías a CU?- preguntó Sandy ya de camino al centro comercial

-No, es muy comprensivo- yo iba en el asiento trasero

-Bueno pues les tengo que pedir que pongamos nuestros bellos teléfonos en modo avión para no sufrir distracciones- advirtió Liliana

-Eso no es justo- se quejó Sandy

-No dije que lo fuera- Liliana hablaba en serio así que no nos quedó más remedio que hacerle caso

El día se pasó volando y no fue hasta que volvimos al departamento que supe que Rodolfo ya se encontraba en su destino y que estaba a nada de quedarse dormido así que sólo le mandé un mensaje de buenas noches y otro de buena suerte.

Mañana durante el partido de rayados contra pumas nosotros estaríamos en el aeropuerto despidiendo a Liliana.

Por suerte no tuvimos que despertarnos temprano, a las once en punto salimos camino al aeropuerto y si, la despedida fue más difícil de lo que imaginaba.

Liliana se soltó a llorar y a mí me tocó hacerla de chica fuerte, le deseé mucha suerte y le prometí que pronto iría a visitarla a Italia.

Sandy había ido por su cuenta así que me tocó volver sola al departamento en su auto, el cual dejó a mi disposición.

Me tocó ver el segundo tiempo del partido y el tan mencionado "berrinche" de Rodolfo. Había salido de cambio y al parecer eso no le agradó mucho, porque se fue directo a vestidores pero regresó minutos después.

Nunca un día se me había pasado tan lento, estaba sola y no tenía ningún plan, tampoco tenía hambre y Rodolfo al parecer estaba incomunicado.

Tomé una ducha y me fui a la cama temprano, tanto que el lunes desperté sin necesidad de que sonara la alarma pero con un terrible dolor de cabeza.

Estuve lista minutos antes y me di el gusto de prepararme un café y ver el programa matutino. En la sección de deportes mencionaron lo ocurrido en CU y criticaron a Rodolfo a más no poder.

Molesta apagué la televisión y esperé a que Pedro llegara por mí, Rodolfo estaría de regreso poco después del medio día así que no me quedaba más que concentrarme en el trabajo.

El día se me pasó volando de lo ocupada que estuve y cuando volví al condominio me encontré a Rodolfo entrando a su departamento.

Sonreí emocionada pero él solo se dio la vuelta y cerró la puerta, desconcertada me apresuré a tocar pero nadie salía. Hasta que la puerta se abrió y Uriel salió

-¿Está Rodolfo?- lo miré confundida

-No, aún no vuelve- Uriel se veía nervioso

-Pero lo vi hace unos minutos- dije firme

-Emmm no, lo confundiste, era yo- evitaba mirarme

-Déjame pasar- quise entrar pero me detuvo

-No es un buen momento- me miró triste

Sin decir nada más me fui directo al departamento e intenté llamarlo pero entraba el buzón y no recibía los mensajes, por Instagram tampoco daba señales de vida.

-Tranquila, no fue un buen día para él- Sebastián intentaba calmarme

-Sabe que puede decirme, que estoy para apoyarlo- dije frustrada

Amor a manos llenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora