Hola. Primero que nada me presento. Soy Lucía Cavera; estudiante de psicología en la UBA.
No sé si creen en esta o piensan que estoy loca de remate... pero lo cierto es que no me importa demasiado...
Mi mejor amigo se llama Matías. Y si bien no soy una chica mala; considero preciso aclarar que es uno de esos chetos infumables de los que viven en San Isidro y no conocen la parte linda de la ciudad.
Era un día soleado y yo estaba sola en la plaza dibujando un boceto de un perrito muy tierno cuando me preguntó si lo podía ayudar con el suyo; una extraña interpretación del Rosedal.
Desde ese momento estoy pegada a él como si fuera un trozo de mantequilla. Digo, desde ese acontecimiento no me lo puedo sacar de encima.
Así que fui hacia al aula cuando un cuerpo se estrelló contra el mío.
—¡Salí estúpida!
—exclamó una voz familiar. Era Carolina, mi muy odiada archienemiga— Vaya, vaya...
—Rodé los ojos— ¿Soy yo o estoy ante la presencia de la chica más tonta de la Uni?
—No lo sé Hitler... ¡Pero sí me queda claro que deberías mirarte a un espejo!
—Creéme Calavera... ¡Lo hago con suma frecuencia y casi nunca me decepciono!
—Es una metáfora
—musité mientras bufaba por lo bajo— ¡Ahora salí antes de llame a la policía porque una loca me está acosando!
—¡Lo que digas alienígena!
—agregó para luego reírse como estúpida.
Me alejé de allí furiosa. Justo en ese momento, un par de manos se apoyaron sobre mis ojos encegueciéndome. No hacía falta estudiar en Harvard para saber de quién se trataba.
—Adivina quién soy
—susurró una falsa voz aguda.
—¡No me molestes Fischer! ¡Hoy me levanté de muy mal humor!
—Te vi cuchicheando con Hitler. ¿Me vas a contar lo que pasó o querés un abrazo primero?
—¡No me toques!
—respondí de mala manera— ¡Con que me dejes de romper los ovarios es más que suficiente!
—Arguyo que estás en uno de “esos días”... ¡Aunque no sé por qué te tomás tan a pecho las palabras de una ZORRA!
—¡Para mí todos los días son “esos días”! —contesté mientras le daba su merecido golpe de siempre— ¡Me dijo que soy una extraterrestre porque no entiende como funciono!
—Y... —Me mordí la lengua— Si te respondiera que sos normal te estaría mintiendo... —Rodé los ojos indignada— Pero lo bueno es que ya solo falta un año para terminar la carrera... ¡Después de que te recibas no la vas a ver nunca más en tu vida!
No emití ningún sonido como respuesta. Solo me acomodé mi saco y me dirigí hacia la clase del señor Fontana. Él era más razonable que Matías y de seguro me entendería.
Aunque curiosamente, nos fulminó con la mirada para luego darle una pitada a su cigarrillo. Siempre estaba fumando en el aula a pesar de que les estuviera haciendo daño a sus tan queridos alumnos.
—¡Es la quinta vez que llega tarde señorita Calavera!
—Todos se rieron incluyendo a mi mejor amigo— ¡Ahora siéntese y reflexione sobre lo infantil de su conducta!
—Le gustan los toboganes con forma de pasta de dientes y duerme con su osito de peluche profe... —Lo pateé donde no la pega el sol— ¡No tiene sentido que usted le pida que deje ser una niña!
—¡Por lo menos no es un vago cuyos padres se dedican a estafar a los más humildes!
—Mi mamá falleció cuando tenía cinco años... —Hubo un breve silencio en el que se puso melancólico— Mi viejo se dedica a ayudarlos. Tiene una firma de abogados.
—Perdón por la res...
—Matías lo interrumpió.
—¡Está bien Gabo, no te hagas drama! ¡Y no lamentes lo de mi vieja, ya lo superé hace rato!
—Sigmund diría que eso es una suerte de “pedido de ayuda inconsciente” —Fischer emitió un bufido lleno de bronca. En su casa no acostumbraban a sentir tristeza; sin embargo, les hacía mucha falta— ¡¿Por qué no se sientan así puedo empezar con la clase de una MALDITA VEZ?!
A mí me fascinaba escucharlo hablar. Todas y cada una de las palabras provenientes de su boca me parecían sublimes; no obstante, también era cierto que se desenvolvía como profesor quizás demasiado estrictamente.
Pero de hecho eso era lo que me llamaba más la atención. Su forma de reflejar al deber y retarnos tan seria e impertérritamente a la vez.
—Lu... —Escuché una vos desde atrás— ¡Lu! —Me di la vuelta asustada al darme cuenta de que me había perdido en mis pensamientos— ¿Estás bien?
—preguntó Víctor. Él era el típico chico raro; el cual curiosamente venía de Venezuela.
—Sí... —No mentí en un suspiro— Gracias por preguntar bro.
—¡No hay de que Calavera! —Lo observé de brazos cruzados— ¡En el caso de que necesites algo, no dudes en pedírmelo!
—Emm... —Me mordí el labio inferior nerviosa a la vez que me acariciaba el brazo confundida— No sé por qué pensás que hay confianza... ¡Pero lo cierto es que no somos amigos!
—Hubo un silencio incómodo— ¡Y no me digas así imbécil!
—Bueno... —musitó afligido— Entonces me parece que no te voy a ayudar.
—No porque no hace falta. De todos modos agradezco tu bondad.
—¿Te está molestando amiga?
—Negué con la cabeza mientras me encogía de hombros. Matías se ponía un poco sobreprotector de vez en cuando— ¿Por qué no vamos a comer algo? ¡Me muero de hambre!
—¡Yo también! —respondí divertida— ¡No nos vemos más tarde! —agregué con la vista en el inmigrante.
Así que fuimos a una cadena de hamburguesas artesanales. Yo me pedí una “triple bacon con cheddar y pepinos remojados en vinagre” y él una “cinco mostazas con fideos a a la bologesa, aros de cebolla, jamón crudo y provoleta”. Evidentemente, el tipo que inventó las variedades no estaba del todo bien de la cabeza. Sin embargo, lo cierto es que en serio me moría de hambre –algo que siempre solía notarse bastante–.
De todas formas, a mi mejor amigo le parecía adorable.
—¡Perdón! —exclamé luego de eruptar como toda una maleducada. Un niño pequeño me observó con sumo detenimiento; se sentió casi como si me estuviera desaprobando con la mirada.
—¿Nos vamos Lu?
—Escuché una voz de repente.
—Dale… —musité de mala gana. Ese MALDITO CHIQUILÍN seguía con la vista clavada en mis ojos.
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Maldita reina de Francia: una obra sublime (Sin editar)
Teen FictionLucía Cavera es la típica chica nerd. Estudia Psicología en la U.B.A y pues tiene un pequeno problema particular con la ansiedad... y también con el bullying....... Pasa algo que la va a cambiar para bien (asi haciéndola madurar de una buena vez): p...