Capítulo 41

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Entramos al avión con un montón de miradas: al parecer los chicos del free–shop compartían nuestro vuelo… Todo fue paz y tranquilidad estando absorta en la pantalla. De hecho, los auriculares lo hacían parecer un refugio… Por más estúpido que parezca; eso es lo que más me gustaba de los aviones: que todos se aislaban en sus mundos y eso al fin estaba bien… que –a pesar de lo que sucediera de fondo–; todos tenían valor a lejanía del resto… Pero no el valor 
–solamente– de haber pagado el pasaje… Sino más bien algo que le daba sentido a uno mismo: una forma de verse que se alejaba de lo que pensaba el resto… Tanto es así que a mi lado iba una chica católica. Lo pude notar por su elegante rosario de madera. Además, al parecer veía la peli sobre el papa… (De la que yo solo me había quedado con la ONU de Ginebra...) Luego rezó un par de oraciones para que no se cayera el avión. Yo me reí por lo bajo ante lo ESTÚPIDO de su intento… Pues si el avión se tenía que caer, se caería igual; no hay nada que Dios pudiera hacer para protegernos… Así que me levanté para ir al baño porque me estaba CAGANDO ENCIMA. Acto seguido, salí disparada hacia la cabina donde se hacían necesidades… Toque la puerta un par de veces y me di cuenta de que el baño al parecer estaba ocupado; por consiguiente, me di la vuelta y esprinté hacia el que estaba en el otro lado… Toqué la puerta y nadie gritó cuando me metí desesperada… 
—¡MALDITA SEA, QUÉ GANAS DE ECHARME UN CAGO! —grité para mí misma ante la gran privacidad del habitáculo… Acto seguido, me limpie el ANO cuando noté que la MIERDA estaba viscoza…— ¡Espera un momento, qué! ¡ESTOY INDISPUESTA! —Maldije al aire un par de veces hasta que estuve satisfecha. Justo ahora me tenía que pasar ese hecho… Era casi como si Dios me castigara por rebelde… No obstante, me limpié como pude y volví a mi asiento. Vi a Matías acercándose para decirme algo: en ese instante ya supe que todo sería malo…                              
—¡NO.PUEDE.SER…! —exclamó al darse cuenta de que algo me pasaba—
¡A LUCÍA LE VINO ANDRÉS; A LUCÍA LE VINO ANDRÉS— Empezó con su canción para esos días… Él sabía bien que yo odiaba que llamara así a la menstruación… —¡Y NO LE TOQUES LOS PELOS SI UNA PIÑA NO QUERÉS! —Ese tipo era un IDIOTA y no tenía arreglo…—¡PORQUE EL PUNTO ES QUE SE ENOJA Y SOLO QUIERE COMER; NO TE PASES DE LISTILLO PORQUE PEGA COMO HABLA! (Al parecer siempre fui un poco muy insoportable) 
La chica de al lado nos retó como creyéndose superior… quise matarla con mi puño pero no hubo caso… En el fondo todo el odio se debía a mí misma. Además, no tenía por qué perder el tiempo con una católica… 
—¡Ay Calavera no exageres, ni que se vaya a caer el avión! 
—Queridos tripulantes, les habla el comandante de cabina… —Sonó un parlante que claramente era fruto del piloto— Hubo un error en la aerodinámica y nos estamos cayendo… ¡No se espanten; repito, por favor no se espanten! ¡Vamos a ver una solución y aterrizar igualmente!... ¡Ahora desciende el equipo de emergencia: preparensé como se debe! 
—¡Nadie presta atención al vídeo de seguridad: LAS BAILARINAS ME DISTRAJERON Y NO ENTENDÍ UNA GARCHA! 
Los franceses sí que sabían diseñar aviones… no por nada los Peugeots vienen con tanto lujo y clase… Así que el pánico comenzó y todo el mundo perdió la cabeza. Yo me puse a pensar en que si todo lo soñado era una MIERDA… Pues al final no solo que no sería sexóloga; –y también no trabajaría en experimentos psicológicos–… Sino que tarde o temprano todo había sido en vano: claramente era una ESTÚPIDA por soñar tan grande… claramente era una IMBÉCIL por ser súper infantil… Y ahora no solo estaba a punto de perderme la vida: sino que incluso me había perdido a mí misma por tonterías. No sé por qué me preocupaba tanto lo que los otros pensaran… En fin, mi destino era por ende la muerte; sin legado, nula, rancia y con desperdicio nefasto… Iba a morir virgen y –a pesar de que pareciera algo de hecho irrelevante–; a mí me daba la sensación de querer coger algo: de querer coger un PITO y metérmelo hasta el fondo… Sin embargo –lamentablemente– eso no era posible… 
Así que me apoyé en la mesita con las manos en el oído. Solo quería que mi sufrimiento terminara de una vez… La chica a mi lado lloraba descansadamente: al parecer Dios no la había protegido como anhelaba… Una luz apareció de repente y ahí lo vi: era Jesús literalmente como intentando protegerme. Me asuste tanto que dejé de pensar en mi bombacha… 
—¿Confiás en mí? —preguntó sin obtener una respuesta… yo solo quería salir de ese abismo…  Así que me paré y fui a buscar a mi amiga Ginebra. El avión se despedazaba y tambaleaba como mi psiquis; pero lo hice igual aunque el cartel dijera que estaba prohibido: a mí no me importaba desperdiciar mis últimos segundos de una manera tan noble yendo a buscar a mi amiga. Hasta sublime si se quiere: así lo hacía ver ella… Una azafata me retó pero no le hice caso. Igual no era como que tuviera mucho cuerpo que perder…Ella se acercó y me preguntó cómo estaba con la MENTRUA; yo ya me había olvidado de pensar en el cielo… Por consiguiente, me aproximé hacia su oreja y musité tímidamente...
—Acabo de ver a Jesús y me dijo que confíe… ¿Para vos es un efecto del remedio? 
—¡NO SÉ DE QUÉ HABLÁS, PEDAZO DE PELOTUDA… SI YO ME HICE UN HABANO ANTES DE ENTRAR AL DEPARTAMENTO!
—¿Osea que era joda? —pregunté decepcionada. 
—¡OBVIO QUE ERA JODA, MONGÓLICA DE MIERDA! —Hubo un silencio en el que Fischer se aguantó la violencia— ¡MÁS TE VALE QUE LA TOMES PORQUE SINO NO HAY CHANGUÍ… EL CHISTE COMO MECANISMO DE DEFENSA INCONSCIENTE! 
—No sé de qué hablás. Freud no dijo eso… 
—Imprimimos el paquete así a propósito… tengo un amigo cuyo padre es el dueño de una imprenta… ¡Aunque todo eso ya honestamente no importa: lo importante es que sigas tu tratamiento de la forma correcta!... ¡Y Freud diría que eso es un “pedido de ayuda inconsciente”! 
Así que fue hasta la cabina cuando exclamó a los cuatro vientos..
—¡¿ALGUIEN TIENE POR FAVOR “SEDANTE PARA PERROS”?!... MI AMIGA ESTÁ EN UN TRATAMIENTO Y SE OLVIDÓ LAS PASTILLAS: DESDE YA MUCHAS GRACIAS; NOS VEMOS EN DISNEY… 
Una señora de setenta apareció con su bolso. Al parecer las tomaba para dormir en el avión… le dije gracias y las bajé con una coca que me sirvió el comisario de abordo. Al cabo de un rato ya estaba sedada por el efecto. Por ende, me acosté con mi mantita y me dormí con mucho gusto: el avión ya se había controlado y aterrizaríamos en España –pues Barajas Adolfo Suárez era el aeropuerto más cercano (Madrid)–. No obstante, yo sabía que Jesús lo había hecho por algo… 
Me levanté al sentir que una mano me tocaba de repente. Acto seguido, una voz ronca musitó con un gran aire de odio.
—Lucía levantate que ya llegamos… 
—¿Dijeron qué pasó? —Mi querido señor Fischer negó con la cabeza…— ¡Bueno no sé qué pregunto: si nos contaran los abogados les podrían hacer un juicio!
—¡Por eso mi hija necesita que le expliquen lo básico: sino fuera por vos no se me hubiera ocurrido! 
—¡Ah! Digo, cierto que vos sos un abogado… Era un chiste pero igual tenés un buen punto… 
—¡¿En serio?! —exclamó mientras alzaba una ceja— ¡Me parece que vos siempre contradecís a los demás! 
—Tal vez lo cierto es que no siempre tengo toda la razón… pero suelo tener parte de la razón generalmente...
—¡Presumida! —agregó Tamar desde la punta de su asiento— ¡Al menos ella no bebe hasta que se le va el celo! 
—El problema de las cervezas es que te llevan a las mujeres; el problema de las mujeres es que te llevan a las cervezas… Y lo peor de todo es que si no pasa nada: te tomás un auto y vas al bar a encontrarte con ambas… ¡Así que no te quejes si soy borracho, LA RE CONCHA DE TU HERMANA: es el universo asegurándose de que valla por mal camino! 
Ginebra apareció caminando con un chico de la mano… 
—¿Que cómo sé que el feminismo tiene que seguir luchando?... Bueno en la escuela se nos dan muchas clases de matemática; pero no se les enseña a los pibes a COGER… 
—¡Es verdad! —respondió él como tratando de engatusarla— Las chicas dicen algo simple pero de un modo más complejo; las mujeres –de verdad– hacen todo lo contrario: dicen algo más complejo de un modo mucho más simple…                                       

Maldita reina de Francia: una obra sublime (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora