Capítulo 42

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Y ahí tuve la idea para el mural de la tristeza... la chica de mi lado continuaba llorando: con el sufrimiento de darse cuenta de que todo lo que le habían contado -sobre este MALDITO mundo- no era más que una mentira...
La chica se acercó y me miró despectiva. Sus ojos ardían como el fuego pero ella no lo connotaba... parecían dos luces en las que algo sucedía... Sin embargo se acercó a nosotros con cara de buena. Acto seguido, musitó lo que parece un halago...
-Si Jesús no es para vos no hay ningún problema Lu... -Sentí un escalofrío que me hería por dentro- Lo que sí sos muy buena en describir la realidad: vi tus dibujos; parecías Frida Kahlo...
-Gracias, supongo- exclamé como respuesta- Creo que tengo talento pero yo no lo presumo...
-¿Escribís? -preguntó con los dedos en los labios- Tus dibujos me parece que transmiten una historia...
-No, la verdad que no. ¿Cómo decirlo? -hice fuerza por contenerme aunque lo cierto es que un pude- ¡A MÍ LEER ME PARECE QUE ES UNA PUTA MIERDA!
-Sos directa... -susurró medio incómoda por la respuesta de mi parte- Tenés una forma de pensar interesante: aprovechalo...
-Sí, puede ser. No sé bien qué me pasa... Solo quiero, ¡ay, por Dios!; ¡andate a la RE CONCHA DE TU HERMANA!
-Estoy segura de que Freud no escribió nada sobre eso...
No respondí: solo seguí hacia adelante... No sé quién se pensaba que es o por qué se metía donde no la habían llamado. Solo quería que se fuera y no podía hacer nada. Por consiguiente fui a buscar las valijas corriendo... Le metí un par de piñones a los que estaban ahí. Pero no pensaba continuar en una situación nefasta... así que maldije al aire mientras todo me temblaba: había visto a Jesús. A ese tipo literalmente... con su ropa de mendigo y manos misericordiosas: era él, era él; y se me había aparecido... Vi a un par de chicos con alcohol y pregunté en la miseria...
-¿Un trago de gin para la dama por favor?
-No primero nos tenés que decir qué te pasa...
-¡Qué cortés de su parte; ni que fueran católicos!
-De hecho... -musitó el más alto de los dos- Venimos de ver al papa. Quisimos pedirle algo... ¿Ahora se puede saber qué es lo que a vos te suce... -Lo interrumpí al canadiense. Era muy lindo pero lo hice...
-¡ACABO DE VER A JESÚS, LO JURO POR MI ALMA! -pegué un grito que se ganó la mirada del resto- ¡Él ME DIJO QUE CONFÍE: PERO NO SÉ A QUÉ SE REFIERE!
Dejé caer una lágrima que se fundió en mi mejilla. Luego corrí hacia algún lado y el chico me tomó del brazo...
-Si aparece es por algo sumamente importante: ¿alguna idea de por qué puede ser la razón? Lo cierto es que yo ya no sabía qué contestar... Así que no dije nada, simplemente me quedé en silencio... Los chicos aparecieron y se acercaron corriendo. Acto seguido fueron y me separaron de los pibes. Ginebra me dio un "discursito" sobre lo que es la moral. Por consiguiente, me reí sobre su cuerpo lleno de polvos infieles. Ella me cogió de la muñeca y me miró amenazante; luego se fue hacia el chico y le aclaró que "su crush" no estaba disponible... Yo no me podía creer lo que estaba pasando... Así que agregó que Jesús era un efecto del remedio: cubrí mi rostro con las manos desesperadamente. Todos se habían y estaba CAGADA. Seguro pensaban que yo era una loca...
Tamar se incorporó cuando el chico se dio la vuelta. Acto seguido, dijo que todo estaba bien y que seguía en mis cabales... "falta de cabales" añadió llorando de la risa: pues yo apreté mis puños y... y no hice nada... Había algo en mí que Jesús ya se había llevado: una parte de mi ser que perdía de vista... Luego exclamó con una emoción tal vez sublime -incluso-...
-¡Vamos a ir al museo de Albert Einstein! -Hubo un silencio en el que nadie dijo ni una palabra- ¡Y al museo de Picasso: te podés poner contenta...!
Al recibir esa noticia volvía a ser una niña. Era mi sueño desde siempre y nunca lo había pensado: básicamente porque yo no era rica como Mati... En fin, me acerqué empedernida hacia mi padre. Acto seguido, él me abrazó e instantáneamente volvimos a estar juntos: tan juntos que nunca nos volvimos a alejar... con empedernida me refiero a que acostumbraba a retarme... -y también a "dibujar": obviamente-...
-¡Lucía Graciela Carla Íngrid de Las Mercedez! -me encogí de hombros a la vez que rodaba los ojos- ¡NUNCA me vuelvas por favor a asustar de esa forma!
Curiosamente ahora tampoco yo sabía qué decir... Así que hice caso omiso cuando -tal como Poncio Pilato-, me lavaba las manos...
-No sé si pensaste que tenía cien años... pero para tu información amo comerme a mis Barbies... -musité sarcástica haciendo alusión a lo TARADO de su amparo. Luego seguí recto al connotar que la primera valija ya estaba en la cinta. Tal vez era Dios o Satán haciendo una de las suyas... No obstante, volví hacia padre y pudo ver que yo había cambiado: al fin después de tanto tiempo me tomaba muy en serio...
-¡POR TU MAMÁ Y LA ZORRA TRAGACULOS DE TU HERMANA!
-Pensé encantada de que al fin el entorno haya cambiado- ¡Por una vez me respondés como si fuera valiosa...! -agregué mientras una lágrima me caía de la córnea. Había cambiado y -por consiguiente- mi entorno también... (En realidad luego me daría cuenta de que eso no significaba nada muy revolucionario: de todas maneras, lo cierto es que en el fondo sentía que sí era para tanto... ¡¿Qué digo en el fondo?! ¡En el inconsciente!..... Piaget habría pensado que estaba RE LOCA... y eso es difícil teniendo en cuenta que, bueno: no importa...)
Así que fuimos al hotel mediante un viaje de tranvía: quizás había algo de mí que al fin se estaba mejorando, quizás sentía que un progreso se "nacía" en mi persona; tal vez moría por lucir una nueva "vestimenta": al final después de todo sí podía ser modelo... tal vez a veces ya no sé ni qué barbaridad digo... Por ende empecé a tomar apuntes de todo lo que pensaba: había mucha MIERDA para infectar los baños en Buenos Aires playa. Y originar una pandemia superior al COVID-19 (o mejor dicho y más precisamente una gran epidemia: si a esos NEGROS no les alcanza ni pa ir a Mar del Plata...) Pero en definitiva: llegamos y nos acomodamos en nuestra grandiosa casa... Había plantas y perros y (no sé qué PORONGA digo): aunque también había relojes y diamantes y señoras en vestido... Yo ya creo que se entiende: había MIERDA de la buena... De esa que se puede presumir y engatusarte
-de paso- CAZAFORTUNAS de esas que están con los ojos atentos... Yo estaba a punto de entregar mi gran CIRUELA por un Porsche: pero eso no tiene
-honestamente- nada que ver con el libro...
En fin fuimos a la habitación cuando me di cuenta de algo: no me había masturbado en un par de semanas... Eso era indicio de que -en el fondo- algo TERRIBLE me pasaba... Mi almohada quedó más sucia que baño de campamento...

Maldita reina de Francia: una obra sublime (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora