Capítulo 9

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Comimos de forma tranquila y en silencio, tras hacer la limpieza de loza y cocina decidí abrir hueco para la ropa de Álvaro en mi armario, deseaba que esa poca ropa fuese solo el principio de todo lo que fuese dejando en mi casa pues quería que no solo se quedase hasta su recuperación. Mientras él estaba tirando en el sofá decidí cuadrar mis cuentas trimestrales intentando no pasarme demasiado con mis ingresos como veterinario pues cada año intentaba no pagar a hacienda pero ningún año lo conseguía, para ello llevé mi portátil y una carpeta que suelo guardar en mi habitación hasta la mesa del comedor y comencé a centrarme en la tarea allí sentado.

-Diego,-dijo mi nombre Álvaro al buen rato de encontrarme haciendo cuentas y yo solo hice un ruido con mi garganta afirmando con ello que le había oído.-Creo que tengo un problema.-indicó serio.

-¿Qué problema?-pregunté sin levantar la mirada de mis cálculos.

-Pues que he intentado visualizar eso que me dijiste.-Solté todos los papeles dirigiendo mi mirada hacia él al escuchar eso, cuando lo hice puso un gesto  en su rostro de " nunca he roto un plato" y se bajó por delante el pantalón y calzoncillo mostrándome su rosado y pequeño erecto miembro mientras decía:-Y mira.

-Ese problema tiene fácil solución.-Indiqué con una sonrisa mientras me ponía de pie.

Me miró con unos ojos tiernos mientras me dirigí hacia él y yo pensé en mi caminar: "Mi niño, no sabes lo que significa para mi que te pongas así solo por pensar en mi, no me importa que no quieras sexo, porque tengo tantas formas de demostrarte todo lo que me gustas y quedar ambos satisfechos que me da igual, además lo único que me importaba era asegurarme que yo te gusto y eso me lo demuestra mucho más que cualquier palabra." Al llegar a su altura me situé frente a él, me incliné a besar sus labios acariciando su mejilla y al poco me puse de rodillas entre sus piernas, era la primera vez que le notaba tan excitado que hasta resopló, llevó ambas manos a mi pelo y acariciando mi cabeza pareció colocarse mientras me preguntó alegre:

-¿De verdad me lo vas hacer?

-¿Crees que miento?-pregunté mostrando una sonrisa ladeada mientras llevaba una mano a su pene y lo comencé a menear.

-No,claro que no.-Respondió como en un leve gemido y de forma ligera empujó mi cabeza hacia su miembro alzado, aumenté mi sonrisa al notar su deseo e impaciencia, alcé mi mirada queriendo observar su cara de placer mientras le practicaba la felación y él tanto decir que cerraría los ojos, en realidad no paraba de mirarme, me miró con un rostro lleno excitación, tenía tal expresión que con solo mirarlo mi miembro se levantó.

Cuando estaba apunto de meterlo en mi boca sonó mi teléfono ,ambos saltamos en el sitio por el pequeño susto ante el estruendo de la melodía, me levanté molesto y fui a descolgar rápido por que nadie me solía llamar, solo lo hacían para las citas o urgencias veterinarias.

-¡Qué!-repliqué enfadado nada más ponerlo en mi oído.

-¡Diego,Ay, diego!-decía una señora llorando:-Han atropellado a Princesa¡Está muy mal!-Caí que era de doña Eulalia y hablaba de su yorkshire terrier.

-Tranquilícese,por favor.-Indiqué de una forma mas calmada:-¿Princesa está despierta?

-Sí pero las patas traseras no las mueve y se queja mucho, está llorando.-Respondió llorando ella.

-¿Dónde esta?-pregunté tras un suspiro.

-En mi calle, si ha sido a la puerta de mi casa ¡Ay, mi pobre, que nunca he hecho nada!

-Voy para allá y si no está en medio de la carretera no manipule a la perra.-Indiqué serio, miré a Álvaro que se guardaba su miembro dentro del pantalón y guardando de mala manera el móvil en mi bolsillo exclamé enfadado:

Diego y el vagabundo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora