capítulo 26

106 8 0
                                    

Me llegó un mensaje pero antes de que pudiera leerlo el padre de Álvaro me lanzó un puñetazo pues leyó el mensaje donde su hijo me pedía que le atase y le amordazase y no lo soportó, cuando resolvimos el asunto sin llegar a las manos me dispuse a leer el mensaje que ni pude ver de quien era, era de un número desconocido pero se presentaba en él:

"Diego,soy Javier. Cambié de número pero el tuyo se me tuvo que guardar en la tarjeta, espero que este siga siendo el tuyo jeje. Lo cierto es que me acerqué hoy a ti por que te vi muy cambiado a bien, la ropa, el peinado,... tal vez todo me hizo verte muy hermoso,tan valiente.- Ese «valiente» aseguraba que era el «guapo» en cubano.-Cuando te dije de quedar y recordar viejos tiempos, me refería a los momentos de cama,se que te puede parecer loco pero ya sabes que soy un arrebatado piolo.- «arrebatado piolo»otra expresión cubana «arrebatado» loco y «piolo» persona negra que le gusta acostarse con blancos.- No te pido que volvamos, solo quiero sexo, así que si me sigues guardando rencor puedes pensar en quedar conmigo solo para destrozarme en la cama,estoy dispuesto. Espero tu repuesta, papito, al menos para saber si este es tu número."

No me lo podía creer. Apreté mi móvil caminando unos pasos más atrás que Álvaro y su familia, en mi cabeza rondando qué contestar o si quiera si responder. Tres años, tres largos años sin saber nada de él, cierto que bloqueé su número por si pretendía ponerse en contacto conmigo aunque no pensé en que lo hiciera y menos con otro teléfono¿ Por qué ahora que había encontrado a otra persona aparecía mi ex? La verdad que verlo me había despertado muchos sentimientos pero el más destacado era el dolor de la traición, así que decidí contestar al mensaje:

"Arrebatado no, estás de psiquiátrico ¿Qué pasa con Carlos? Además ya viste que tengo novio y es más joven y más guapo que tú¿Para que querría quedar contigo? Si Carlos no te satisface pues te jodes por que yo no quiero rayar la pintura.-Se lo dije con una expresión cubana para que me entendiese por que eso de «rayar la pintura» significa «ser infiel».-No me vuelvas a escribir o bloquearé esté número como hice con el otro."

Me estaba poniendo de mal humor por lo que cogí aire acelerando un poco el paso para ponerme a la altura de los otros guardando el móvil en el bolsillo pero nada más llegar a soltarlo volvió a vibrar,gruñí en bajo restregándome la cara con una mano por que no podía con la curiosidad de ver que me había respondido Javier a pesar de ponerle que no lo hiciera, por lo que volví a dejar que me adelantaran un poco sacando mi móvil y leyendo el mensaje que por supuesto era de Javier:

" Ese culicagao no lo puedes comparar conmigo, papito, ya sabes todo lo que te podría hacer pues tú me enseñaste y puedo mostrarte algunas cosas más. Aunque si lo prefieres puedes cogerme como quieras y mostrarme lo que has aprendido en este tiempo o también sabes que puedo ser una buena mamona cuando me lo propongo, buena y seguro que mejor que ese culicagao."- Podría parecer un grave insulto eso de «culicagao» pero en realidad solo llamaba «niño»a  Álvaro y señalaba que él me la chuparía mejor que él, que en eso no podría comparar pues Álvaro aún no lo había hecho aunque en ese tema tampoco insistí pues la verdad es que me daba un poco lo mismo si me lo hacía o no pues con lo demás estaba muy satisfecho. Javier no paró ahí me mandó una foto de él desnudo en una postura a gatas sobre la cama, su trasera en primer plano y de fondo la cabeza agacha mirando hacia la cámara con una expresión lasciva, me envió un mensaje esta vez corto y conciso: "Te echo de menos, sobretodo a tu morronga."-Aunque en España«morronga» puede significar «gato», el refería a mi pene con un término cubano.

Aluciné al ver esa foto. Por mucho que lo dejáramos, por mucho tiempo que pasara no significa que me dejase de gustar por lo que me excité al ver esa foto con esa pose y esa frase que la acompañaba,paré mi paso y pasé una mano por mi cabello sin creérmelo,mi respiración se agitó por que no quería eso, no lo quería, amé mucho a Javier y ahora no lo quería de amante pero era tan provocador..., así que cuando volvió a vibrar el teléfono me asusté y mi pulgar temblaba dudando se leer el siguiente mensaje pero mi curiosidad podía más por lo que lo leí:

Diego y el vagabundo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora