Capítulo 30

106 8 0
                                    

La narración y el consejo de Roberto me dejó muy pensativo y con un gran nudo en el estómago, me dolía estar fuera de la vida de mi hermano y padre pero me destrozaba que mis sobrinos ni me conocieran pues con 2 y 4 años que tenían la última vez que las vi y habiendo pasado 7 años dudaba que se acordasen de mi. Con ese malestar y mi mente perdida llegué al salón y allí no había nadie, salí extrañado al pasillo, como Roberto se limitaba a llamar a voces al servicio probé suerte.

-¡Wylon!- Grité mirando a ambos lados del pasillo, tardó un poco pero no como para que le volviese a llamar, cuando apareció indiqué extrañado señalando la sala vacía:-El señor me dijo que la familia estaba en la sala de estar.

-Esa es la sala de espera para las visitas, señorito Diego.-Le miré con una mueca sintiéndome un poco tonto.-Es cierto que a veces lo llamamos salón pero sala de estar solo hay una¿Quiere que le guíe?

-Por favor.-dije mirando al suelo creyendo que me perdería.

La sala de estar con una decoración más moderna que el salón disponía de un cheslong enorme, dos sillones a juego, una mesa de café de cristal, una televisión gigantesca pegada a la pared y un piano de cola. Aquí se apreciaba decoración navideña por toda la sala y un gran árbol de navidad en un rincón, madre e hija se encontraban medio echadas en el cheslong mientras que Álvaro caminaba lentamente por la sala con la ayuda de una muleta, mirando alrededor pregunté:

-¿Has venido desde la habitación con solo una muleta?

-Me noto un poco mejor, no me duele tanto.-comentó mirando al suelo.

-No la fuerces tampoco.-comenté preocupado temiendo que fuese demasiado sentándome al lado de Verónica,Álvaro señaló la mesa de café informando:

-Mi madre tiene un aceite parecido que el que tenemos en casa, para cuando me des el masaje.

-Pues cuando te canses te pones aquí,-señalé a mi lado,- y te lo doy.

Álvaro quiso caminar un poco más pero al rato se tumbó a mi lado con su pierna sobre las mías, cuando me encontraba realizando el masaje su padre entró y nos miró preguntando algo alterado:

-¿¡Qué hacéis!?-Me entraron ganas de soltar la pierna de Álvaro pero Verónica puso una mano sobre la mía y mirando a su marido contestó:

-Roberto, es solo el masaje diario que necesita el niño para su recuperación, tiene suerte de tener a Diego a su lado para que se lo de esté donde esté.

-La pierna rota.-musitó para él mirando al suelo, alzando la vista hacia su hija pidió:-Silvia ¿Por qué no nos deleitas con algún villancico al piano?¿Te apetece?

-Claro, padre.-indicó poniéndose de pie, mientras el padre se sentaba en un sillón y ella se posicionaba comenté mirando hacia Álvaro:

-Pues creía que el piano lo tocabas tú, como dijiste que el bajo no era tu instrumento principal.

-Lo toco un poco pero es el violonchelo al que he dedicado casi todos mis años de carrera musical, a ver, que me pones cualquier instrumento de cuerda con una partitura y lo se tocar pero con el chelo es distinto pues con el aprendí .

-¿Lo tocarías ahora? Me encantaría escucharte,-pedí con una enorme sonrisa.

-¿Sigue en mi habitación?-preguntó mirando a la madre, esta afirmó y retirando la pierna de las mías dando el masaje por terminado comentó poniéndose de pie:-Pediré a Wylon que lo traiga voy a por unas partituras.-Salió con todas las miradas de la familia sobre él que lo observaban alucinados.

-¡Esto es inaudito!-exclamó el padre cuando Álvaro salió de la sala.-Nos dice que " ni muerto" vuelve a tocar el violonchelo,llega este, se lo sugiere y va corriendo.-Golpeando el brazo del sillón:-¡Exijo una explicación!

Diego y el vagabundo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora