Capítulo 31

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Roberto compró una tablet a la mayor, un patinete eléctrico a la mediana y un centro de actividades para el bebé. Al separarnos en el centro comercial, Álvaro y yo por una parte y su padre por otra,sorpresa para él al vernos regresar con tres regalos: Un fular de seda para la madre, unos pendientes para la hermana y un pasador de corbata para él pero Roberto desconocía su contenido ya que en los regalos solo ponían sus nombres en una tarjeta y de remitente"Papá Noel."

De camino al pueblo Roberto se pegaba mucho a mi coche pero aseguraba que estaba "ahogando" al suyo al solo ir a 120, tal vez su ferrari estaba preparado para ir a 150 por las autopistas italianas, cuando andábamos cerca de la provincia de Soria bajé el volumen dela radio pues no sería músico pero si un poco melómano y mirando de reojo a Álvaro pregunté:

-¿Cómo vamos hacer para dormir esta noche?¿Quieres que duerma en el sofá y tú duermes con tu padre?

-Cierto...que lleva una muda y ya va siendo tarde para volver en el mismo día.-murmuró pensativo mirando al techo, tras unos segundos de dilación contestó mirando hacia mi:-Creo que puedo dormir cómodo en el sofá pequeño.

-Al final voy a tener que comprar el sofá-cama.-comenté jocoso.-Creo que entre el espacio de la mesa de comedor y los sofás cabe otro.

-¿Otro más? Si ya te sobra uno.-replicó con sorna.

-En realidad el de dos plazas me lo encontré pero lo vi en tan buen estado que me lo llevé a casa y como ves está muy bien y es cómodo.

-¿Es un sofá de la basura?-preguntó poniendo una mueca.

-En realidad estaba al lado de la basura no en ella.-Álvaro rió y replicó:

-Tampoco me importaría yo si que he dormido "en" la basura.

-¿En?-pregunté extrañado.-¡¿Por qué?!

-Calor, protección,... menos por el olor era un buen lugar para dormir cuando no encontraba algún portal o cajero cerrado.-Llevé una mano a su muslo y acariciándolo de arriba a abajo declaré:

-Siendo sincero no te entiendo, comprendo la búsqueda de libertad e independencia pero hasta ese extremo es que no me entra en la cabeza.-Apreté su muslo deseando:-Espero que no tengas esa necesidad de nuevo nunca.

-Ahora siento otra necesidad.-replicó sensual llevando mi mano al bulto de su pantalón, sonreí mirándole de soslayo y acariciando esa parte de forma delicada mirando hacia la carretera comenté:

-Estoy conduciendo, Álvaro, y necesito las dos manos.

-Si es que cuando lleguemos va estar mi padre.-replicó fastidiado observando como retiraba mi mano.

-Tampoco pasa nada si un día no hacemos nada.-comenté con una sonrisa ladeada.-Que ayer ya lo hicimos en el baño de esa cafetería.

-Es verdad,-susurró alegre poniendo sus manos detrás de la cabeza,-y que bueno estuvo.-Me miró de reojo largo rato manteniendo la postura y mostrándome una sonrisa pícara dijo:-Estoy pensando que no les dijiste nada a mi familia de mi etapa de vagabundo y creo que ya como no se lo digamos directamente no va salir, hemos resuelto bien el tema.-Afirmé secundando su opinión, llevó una mano a mi entrepierna proponiendo:-¿Quieres tu recompensa ahora?-Alcé mis cejas y le miré surgiendo una sonrisa grande en mis labios,volviendo mi mirada a la carretera sintiendo como me acariciaba esa parte contesté:

-Sabes que me encantaría pero estoy conduciendo, Álvaro y eso sería peligroso.

-No necesitas las manos para ello,-replicó bajándome la cremallera haciendo que resoplase y le mirase de forma fugaz,-solo tienes que relajarte y seguir conduciendo.

Diego y el vagabundo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora