Capítulo 44

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15 de Agosto es San Roque y las fiestas del pueblo, este se engalana con algunas luces y baderolas, vienen los que están fuera y más este año que ha caído en sábado por lo que el pueblo se le veía como lleno de vida. Concursos de mus, petanca y una pequeña liga de fútbol, junto con una parrillada en la plaza y una orquesta por la noche era en lo que consistían las fiestas.

Álvaro que se encontraba de vacaciones de verano pasando al segundo año de carrera con un expediente limpio y lleno de matrículas, se empeñó en que querer ir a la verbena por la noche, realmente no se que se esperaba por que puede que tocasen alguna actual pero dudaba que se saliesen de los pasodobles y de  "paquito chocolatero", nuestra ayudante, Judit, nos acompañaría. Pues acabaron de hacer la clínica sobre Mayo y en Junio ya la teníamos abierta con la ayuda de una veterinaria sin experiencia recién salida de la carrera, la elegimos entre los distintos candidatos por sus notas y por que es una mujer, yo no quería meter a un hombre a vivir con nosotros por que aunque durmiera y pasase la mayor parte del tiempo en el establo, estaría ahí, en medio de los dos, lo cierto que me sentía un poco profesor pues tenía que enseñar muchas cosas a Judit y sobretodo a Álvaro. Eso sí, el visionario de Álvaro tuvo razón y nuestras mayores ganancias venían del hotel más que de la clínica, además del lavado, corte y peinado de las mascotas que se lo pasábamos la mayoría de las veces a Judit, solamente por ser la novata y por que para mi esa no es una tarea muy agradable. Realmente ¿Por qué trabajamos?¿Por qué hacíamos eso? No lo necesitábamos para vivir ,ni necesitábamos dinero pues teníamos de sobra ¿Entonces porqué?¡Por que nos gusta! Por que era un sueño y me agradó verlo cumplido y disfruto cada día viviéndolo rodeado de animales que necesitan de mi cuidado y me lo agradecen como mejor saben.

Álvaro ya tenía los 20 años y eso me hacía sentirle más cerca de mi y más cuando hasta el 17 yo tenía solo 31, se volvía más adulto y eso me agradaba por que ,aunque cada cual se debería meter en sus asuntos, eso haría que hablasen menos de nosotros y vieran nuestra relación más normal por que todavía recordaba al mes de llegar Álvaro al pueblo como me llamaron pederasta y como declararon que yo rompí la pierna a Álvaro, aunque no debería dejar que la opinión de los demás me importase lo cierto es que si me importaba y más si me proclamaban criminal.

Mis padres esa noche del 15 de agosto se quedaron con los nietos por lo que mi hermano y mi cuñada nos acompañarían al baile. Un pequeño escenario delante del ayuntamiento, banderolas y luces de una farola a otra y una barra a un lado de la plaza era lo que había diferente y señalaba que ahí sería la verbena. La verdad me resultaba extraño estar así con mi hermano, como verdaderos familiares bebiendo juntos en la fiesta del municipio que nos vio crecer, hablando de nuestros dinteles diarios, de los niños, del trabajo, de lo caro que anda el pan, bailando con mi cuñada, contando chistes verdes, riendo sin parar, todo era tan agradable que me parecía irreal.

Intenté enseñar bailar el paso doble a Álvaro recordando cuando mi padre me lo enseñó a mi cuando era niño un día como ese pero años atrás, recuerdo sus palabras de entonces: 

«Tienes que guiar a la dama, Diego, muévela y gírala como si fueses un torero y ella el capote. 1,2,1,2,1,2, paso firme,hijo, tu debes llevar el paso y ella dejarse llevar. En un futuro esto te servirá, sacarás a una chica a bailar y ella al ver que lo haces bien querrá saber más de ti, por que como baila una persona dice mucho de ella, por eso se firme, hijo, lleva el paso y demuestra lo que eres: Un hombre de la cabeza a lo pies.»

Con una mano en su cintura y la otra agarrada a la suya y mantenida en alto casi a la altura de nuestra cabeza bailó conmigo dejándose llevar en cada paso, en cada giro sobre nuestro eje y sobre el suyo,Álvaro era bueno pues sabía como moverse, me perdí en mis pensamientos de mi niñez en algún momento del baile pero eso no indicaba que lo hiciese en la danza, al acabar la música, apreté su cuerpo contra él mío junto con la mano que le sostenía y arrimé mi rostro al suyo portando una sonrisa.

Diego y el vagabundo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora