Capítulo extra: Peponi, una bendición

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Han pasado tres años de ese inolvidable día en el cual me casé,sin creérmelo ya llevaba 6 años junto a Álvaro, al lado de mi preciado amor y también sin darme cuenta ya tenía 36, el haber pasado la franja de los 35 y sentirme más cerca de los 40 me tenía un poco decaído y más que cuando Álvaro andaba lejos de los 30 todavía.

Álvaro ya andaba con las últimas presentaciones de la carrera para poder obtener el título que había conseguido con honores, lo cierto es que él también andaba un poco decaído y es que había pasado cinco años en esa universidad que ahora tendría que decir adiós al igual que a muchos de sus compañeros, menos a tres de ellos que entre los cuatro habían forjado una fuerte amistad que estaba seguro que dudaría como al igual que las amistades que mantengo.

Nuestra relación había aflojado un poco en la pasión, lo consideraba normal por que ya eran bastantes años juntos por eso cada día me volvía más imaginativo para salir de la rutina, así evitar llegar al estancamiento y el aburrimiento en la relación y seguir dando emoción a nuestras vidas.

Me encuentro en el interior de la casa siendo por la tarde con Álvaro en Zaragoza y Judit en el establo, esta había permanecido con nosotros estos 4 años pero ya solo le quedaba un mes de contrato pues con Álvaro ya fuera de la universidad no necesitaríamos de sus servicios, era también una pena despedirnos de ella pero Judit con el paro que la pertenecía y la experiencia que había adquirido esperaba encontrar algo cerca de su casa y sobretodo en algún lugar con más gente y no tan alejado de la sociedad. Una vez hecha la limpieza de después de comer me dispuse abrir un paquete que me había llegado por la mañana de algo que había pedido por internet, al ver el interior veo la silla sexual que había adquirido para dar una sorpresa a Álvaro, empiezo a mirar las gomas elásticas y amarres pensando "¿Esto es lo que va al techo?Parece débil aunque Álvaro tampoco pesa mucho. El mosquetón se utilizan en la escalada por lo que tiene que valer con lo que viene."Mis pensamientos se ven interrumpidos por el sonido de mi teléfono, sin dejar de observar mi nueva adquisición descuelgo y digo:

-Dime, cariño.

-Cielo ¿Puedes venir a Zaragoza? Al hospital.-Abro mis ojos preocupado.-Yo estoy bien, no te preocupes pero...ha surgido algo que para que lo entiendas tienes que verlo y necesito de tu ayuda.

-Sí, voy ahora mismo ¿Tú estás bien?¿De verdad?-Realiza sonidos de afirmación.-Esta bien, pues en hora y pico me tienes allí.

-Hasta ahora, cielo.

Cuelgo y me quedo mirando mi móvil preocupado por Álvaro y con gran curiosidad de lo que le pase por lo que de inmediato guardo "la sorpresa" en el armario y despidiéndome de Judit dejándola al cargo de todo cojo mi coche y voy para allá.

Cuando estoy llegando al hospital le llamo y me dice que me esperará en la puerta de entrada, al llegar me indica que lo siga, en el mostrador muestra dos tarjetas de pase de visita que nos permiten la entrada, le sigo en silencio pensando a quien vamos a visitar, al llegar a la habitación en donde hay dos cama veo que una está vacía y en la otra hay un niño de color de como mucho 12 años dormido en la otra.

-¿Qué hacemos aquí?-Señala al muchacho informando:

-Se llama Peponi, tiene 11 años, sus padres son keniatas pero él nació en España y esta mañana le he atropellado.

-¿¡Está bien!?-exclamo preocupado mirando al niño, me hace gestos mientras me chista y responde:

-Sí, solo está dormido. El accidente sobretodo ha sido el susto pero le traje corriendo.-Mirando al pequeño confiesa:- Pasé bastante miedo.-Me mira y entregándome una tarjeta del hospital de visitante señala:-Se apellida Iglesias Iglesias.-Como da hincapié en los apellidos pregunto:

Diego y el vagabundo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora