037 Shoganai

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 Hoy termina el plazo, durante toda la noche no pude pegar un ojo

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 Hoy termina el plazo, durante toda la noche no pude pegar un ojo. Con el celular en mano y la mirada en la ventana que da hacia un gran edificio; me siento perdido, acabado.

Mis sentimientos de tristeza van a juego con el color gris del cielo. La oportunidad que me dio mi madre acaba hoy. Las lágrimas cristalinas son tal como las gotas de lluvia que se resbalan por la ventana. Pero mi corazón esperanzado es rojo, deseando fervientemente que pueda cumplir con la promesa que le hice a mi pequeña Liabell.

Volverás a tu hogar, Ophelia. Así tenga que ir con todo el mundo, cuidaré durante todo el camino la luz de esperanza que encendí aquella tarde de verano.

Al menos, por el día de hoy no habrá ningún acontecimiento importante ya que debemos seguir en casa, las tormentas han disminuido pero aún no han levantado la indicación para la reanudación de actividades. Hoy estaremos seguros, escondidos.

Justo cuando el reloj marca las seis de la mañana, escucho que Jayson sale de la habitación, apenas puedo escuchar el sonido de sus pies chocar contra el suelo, se escuchan apagadas, puedo notar que no lleva más que un par de calcetines.

Después de esperar media hora me doy por vencido, Jayson no ha llegado. Los minutos pasan y se completa la hora, decido salir de esta habitación. Ni siquiera cruzo el pequeño pasillo, pues el silencio me ha dicho que nadie se encuentra aquí, por lo que decido ir con las chicas. Necesito hablar con alguien más que no sea conmigo mismo, estos pensamientos están atormentándome.

Antes de pasar, doy unos leves golpecitos en su puerta. —¿Alguien por aquí?— digo, al abrir y echar un vistazo al interior.

—Puedes entrar si gustas, creo que es más cómodo.

No entiendo sus palabras, no del todo. Pero decido entrar, Josephine se encuentra sentada en su cama viendo una película animada mientras que Lia está sentada en el suelo pintando sus uñas de un amarillo intenso.

—Creímos que habías visto a Jay.

—No lo he visto, creí que ni siquiera estaba aquí.

—Está haciendo un... ritual, no sé la palabra exacta— dice Josephine, mirándome unos segundos para después volver con su película. —Es... para su abuelo, no tengo idea, la verdad.

—Supongo que es como la ofrenda que hacemos aquí, ¿no es así?— responde Lia aún concentrada con sus uñas.

—Uhm, supongo que sí.

—Bien, entonces creo que me quedo, démosle su espacio— decido no acercarme tanto a Lia, me siento en su cama, estamos a unos pasos de distancia.

No tengo idea cual sea su humor el día de hoy y no quiero empezar mal.

—Hablando de dar espacio, yo iré... allá— Jo se levanta tan rápido de su cama, señala hacia la puerta mientras va hacia esta, no sin antes cerrar su laptop donde anteriormente estaba viendo la película. Estoy bastante desconcertado, no entiendo que es lo que quizo decir mi querida amiga, pero prefiero no decir nada al respecto, fue bastante obvia.

Agridulces PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora