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n/a: les recomiendo que acompañen esta lectura con una botanita que esto va para rato (¡es el capítulo más largo!... 17 páginas :D)

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Epílogo ;
Dés Vu

Lo que el verano antes significaba para mi ahora ha cambiado, idealizaba esta estación como mi inminente victoria, sería recordada como mi mejor época

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Lo que el verano antes significaba para mi ahora ha cambiado, idealizaba esta estación como mi inminente victoria, sería recordada como mi mejor época. En la que luché contra el destino, cuando vencí a la vida y la muerte.

Sólo eran unos pasos más y habría ganado... sólo era un poco más pero todo se vino abajo. Mi gran sueño terminó por un par de estúpidas, egoístas e inmaduras palabras.

Tenía todo para ganar, las cosas estaban funcionando, tal como lo había previsto pero ahora eso no es más que un simple y vago recuerdo que por mucho que me duela no fui capaz de despegarme de ellos, dejar que se fueran con todos esos momentos y la gélida brisa del invierno. No fui lo suficientemente valiente para desprenderme de ellos o tal vez fui lo suficientemente estúpida al seguir recordando todo aquello que me hizo soñar alguna vez.

Tengo diecinueve años que parecen ser poca cosa pero cuando pasas por las cosas que yo pasé, te llevas muchas experiencias. Los aprendizajes no los obtienes con el número de los años, los adquieres conforme a la intensidad de lo que vives.

Captura momentos, acepta tus errores y aprende ellos; déjate llevar, persigue eso que tanto deseas antes de que el tiempo te consuma, que de eso la vida se trata.

¿Quién crees que adquirió más conocimiento en su vida; una persona de cincuenta años que nunca salió de todo aquello que le brindaba seguridad y confort o una persona de veinte que embarcó una aventura de tres meses? La respuesta se cuenta sola, ¿no lo crees?

A pesar de todo me siento agradecida con esta nueva oportunidad. Lo habré perdido pero sigo aquí, con vida, con mi familia y viviendo plenamente. Eso es lo que cuenta, eso es lo que tengo y lo aprecio con cada parte de lo que soy.

El tiempo pasó en un abrir y cerrar de ojos, cuando menos lo imaginé ya estaba alistando mis maletas para viajar hasta acá junto con Laura. El momento había llegado, por fin las cosas iban a suceder como tenían que haber sido desde un principio.

Dos años es mucho tiempo, muchas experiencias que vivir, muchos errores por cometer que nos dejan aprendizajes. En ese entonces éramos tan inmaduros, cuando nos conocimos que no supimos valorar lo que teníamos. La realidad era que aún no estábamos preparados para encontrarnos.

De repente, el momento llegó pero aún así los nervios se hicieron presentes, desde el momento que bajé del avión hasta llegar a Heaven, el famoso restaurante al que Daniel nos había dicho que nos llevarían él y su primo quienes nos darían la bienvenida.

En esa escena lo único que pude hacer fue soltar una risa vacía, agridulce. Así tenía que haber sido todo, sin embargo mi testarudo corazón se rehusó a dejarlo ir.

Agridulces PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora