006 Ramé

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 Gané

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 Gané.

Bendita sea la palabra electroencefalografía.

Aunque sinceramente, no fue un mérito cien por ciento mío, sino hubiera sido por Sara Villanueva que se equivocó al deletrear esternocleidomastoideo, yo no hubiera cantado victoria. Y eso mamá lo sabe. Desde aquí, arriba del escenario puedo ver su expresión, sabe que gané por un error.

En todo el concurso no pude dejar de pensar en Lia, en mi plan que parece ser bueno, sin embargo, cualquier cosa podría suceder. Mañana precisamente daremos inicio al plan y eso me aterra. ¿Saldrá bien todo? ¿Mi familia creerá todo o...? Recemos porqué así lo sea.

—Felicidades— ahora nos encontramos detrás del escenario, cuando creí que todo había acabado, escucho una voz que el día de hoy escuché más de lo necesario. Se trata de Sara Villanueva, una de mis rivales más fuertes. Una chica morena con cabello ondulado y sonrisa incompleta. Es preciosa, pero por experiencia propia sé que no lo es por dentro.

—Gracias— me limito a decirle.

Ni siquiera hago contacto visual con ella, es lo último que quiero hacer. No después de aquella plática que tuvimos hace un tiempo. Aún siento algo de vergüenza. Era tan inmaduro. Me sorprende lo mucho que podemos crecer de un verano a otro.

—Sabes que no ganaste por tus méritos, ¿verdad?

—Pero gané, ese fue el resultado final y es lo único que importa.

No pienso discutir con ella, no ahora que tengo a Lia escondida en un salón de clases. Paso a su lado, restándole importancia a su presencia pues no quiero darle lo que ella quiere; atención y ver que me afecta hablar con ella. Ahora ya no, no después de lo que me dijo y mucho menos cuando tengo cosas más importantes que hacer. Estoy decidido a irme pero en menos de un segundo, siento que me toma del brazo, impidiendo que me vaya.

—¿Qué? ¿Ahora me odias?— finge asombro y tristeza, no deja de verme. Siento su mirada en mi, impaciente a que la vea, después muestra una sonrisa ladeada.

—Disculpa, pero tengo cosas más importantes que hacer, que estar aquí contigo.

Sus largas uñas cuidadas, un naranja pastel oprimen más mi piel. Me zafo de su agarre y me alejo tan sólo unos pasos cuando vuelve a hablar. —¿Acaso todo lo que me dijiste aquella vez no era cierto? ¿O sólo era para distraerme de la competencia?

Me gustas, me gustas mucho Sara; recuerdo lo que le dije antes del concurso. Ni siquiera estaba nervioso por la competencia ni porqué en esa ocasión sería completamente en inglés, sino porqué había decidido que le diría mis sentimientos a esta chica que no supo valorarlos.

No me molesto en verla, ni siquiera en voltear por que no lo merece. Gente con el alma podrida no merece que los amen.

—Ya lo superé linda, espero que lo hagas tú también... algún día.

Agridulces PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora