009 Jayus

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Sólo han pasado unos cuantos días y sería raro decir que me he acostumbrado a este ritmo de vida pero es la verdad

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Sólo han pasado unos cuantos días y sería raro decir que me he acostumbrado a este ritmo de vida pero es la verdad. ¿Lo mejor de todo? es que no me molesta. Ir con Lia al colegio, verla en biblioteca mientras que ella aprende lo más básico de francés mientras que yo sigo estudiando para mi próximo concurso, el último del año y regresar a casa junto a ella. Aún no creo lo que diré pero... de alguna manera me está gustando.

Y no, no quiero decir que ella me esté gustando, me refiero a esta rutina.

¿Cómo podría gustarme Lia? ¿La pequeña, dulce e inocente Lia? No lo siento correcto, además no hay tiempo para dramas románticos juveniles. No cuando ni siquiera sabe quien es realmente. Hay cosas mucho más importantes por los cuales preocuparnos y cargarle uno más... no, no es lo correcto.

De cualquier manera, no. No me gusta.

Ella también se ha acostumbrado a estar en casa, escuchar a la abuela y a mamá y sus innumerables preguntas que apenas si son contestadas con monosílabos. Han sido muchas veces las que me ha dicho que amaría hablar con la abuela y preguntarle sobre aquella historia del abuelo pero por obvias razones, ella no puede hacerlo.

El día de ayer Lia conoció a mi papá, cuando fue a dejarle a mamá el dinero del mes, desde hace 3 años que no viven juntos y gracias al cielo que no. Ya me había hartado escucharlos pelear todos los días. Cuando estaba por irse, papá me dijo que Lia era muy bonita, y que debía invitarla a salir. Lo peor de todo fue que lo dijo frente a ella pues no puede entendernos, si claro. Y oh dios, estoy maldiciendo ese momento. La pequeña Liabell no ha parado de molestarme ya que, según su diminuta cabecita cree que, me gusta secretamente.

A veces no puedo quitarme de la mente que esa chica realmente cree que tendrá una vida llena de alegrías y felicidad. No sé cómo vivía antes y que tanto su perdida de memoria ha influido pero sin duda, vive en una burbuja hecha de cristal que en cualquier momento puede romperse en mil pedazos y llevarse una gran decepción al hacerle frente a la realidad. Lo cual me preocupa un poco pues el estado en el que está, ya debería entender que no todo es color de rosa.

La vida a veces es cruel, no te espera y aunque estés pasando por un mal momento no le importa y te arrastra con ella.

Tal vez su actitud es una forma de protegerse, aunque la esté pasando mal, algo de esta magnitud aún puede sonreír, es una persona que irradia alegría y es sumamente positiva. Eso no me molesta, creo que le será muy útil pues esto apenas inicia.

Esta tarde he tenido que quedarme en el colegio después de clases pues tenemos que hablar sobre la fiesta de bienvenida, así que le dije a Lia que podía ir a donde quisiera pero esta vez no la dejé sola por completo. Le di mi celular, así podré llamarle en cualquier momento o ella a mi, únicamente le dije que presionara el numero 4. O sea que llamará a Sebastián, quien también está aquí.

Agridulces PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora