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Aquel día sábado había comenzado mal para todos en esta pequeña historia.

El día se encontraba nublado y el viento frío golpeaba con rudeza las ventanas de la casa Park, el agua caliente no lograba relajar su cuerpo y el miedo que tenía por fallar en su prueba. Todo el campus estaba invitado a aquel festival, lo que decía que este estaria lleno de jóvenes listos para juzgar cualquier movimiento en falso.

Jimin odiaba las miradas de burla y compasión, pero lamentablemente era algo a lo que tenía que ir acostumbrándose, pues su sueño era tener una carrera en donde enfrentarse a ojos justicieros era la principal fuente de ingreso. Debía ser perfecto, para todos.

Con los músculos aún tensos salió de la ducha y se cambió con algo cómodo para poder seguir estirando, tomó su celular y envío un mensaje al mayor de los Kim, quién ahora, junto a Taehyung, se habían vuelto sus mejores amigos.

"¿A qué hora pasarás por casa?"

8:15 a.m.

"Necesito que me ayudes a guardar algunos adornos importantes."

8:16 a.m.

Dejó el celular de lado al ver que su hyung no contestaría y bufó exasperado, de pronto se sintió solitario, cada quien tenía cosas que hacer ese día, cada quien estaba encargado de sí mismo, ocupándose de sus asuntos,no tenían tiempo para las tonterías de un niño cuyos padres perdonaron y dejaron realizar otra fiesta.

Muchos dirían que era afortunado pero en realidad se sentía una carga, siempre pidiendo y nunca dando nada a cambio. Se sentía estancado, sin metas ni objetivos que le den el suficiente dinero para valerse por sí mismo. ¿Qué debía hacer?

¿Cómo debía seguir?

"Tranquilo, Jiminie. Llegaré a las 2. Mi abuelo se puso un poco mal, pero todo bien. Deja tu llave en la maceta de afuera."

Sonrió recuperando algo de la paz interior que tendría que guardar durante el resto del día, tomó su mochila y aún con el pensamiento en la cabeza se dispuso a dejar la llave en donde su hyung había indicado y se fue.

Sus padres no estaban por la mañana, pero le aseguraron que llegarían a verlo bailar, Jimin confiaba en ellos, no eran malos padres. Solo... Algo olvidadizos.

-Jimin, ah, justo te encuentro.- el nombrado se sobresaltó al escuchar una voz diferente detrás de él mientras caminaba, estaba a tan solo un par de cuadras de su casa, por lo que volteó preparado para correr si es que querían robarle.

-¿Yoongi?- gruñó tocando su pecho, sintiendo su corazón latiendo tan rápido por el pequeño ataque que le dió.- ¿Cómo diablos llegaste sin que me diera cuenta?

-Te seguí desde tu casa y nunca volteaste, en cualquier momento alguien te va a secuestrar si sigues caminado así por la calle.- sonrió burlón el pelinegro, mientras el contrario volvía a caminr con el a su lado.

-¿Qué pasó?- preguntó cambiando de tema hasta llegar a la parada de buses.

-Ummh... Solo quería saber qué tal te había ido con Hoseok. Algunas veces puede ser demasiado intenso cuando se trata de bailar.- chasqueó la lengua recordando las veces en la que el decidió tomar clases con su amigo pero terminó siendo pisoteado psicológicamente.

Penetrame, ¡ahora! [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora