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–Venderemos a su padre.

–Es imposible.– frunció el seño mirándolo con la boca fruncida por el patético plan.– ¿De dónde sacarás siquiera la información, eso es precipitado y estúpido, NamJoon.

–En serio este mandón es tu novio, my honey, yo hasta te haría masajes si me dejarás.–habló un voz coqueta desde la puerta, junto a una sonrisa agradable y una mirada felina entró a la cabaña y abrazó a NamJoon dejando atónito al castaño, más aún cuando esté desconocido, sin darle tiempo a detenerlo, beso al menor.– Ah, sabe tan bien...

–No hagas eso, idiota.– La risa de NamJoon fue interrumpida por la voz incrédula del castaño quién con la boca abierta miraba al rubio sonriente.

–¿Q-qué...

–Ah, Jin. Déjame explicarte.– batió las manos quitando al muchacho de encima, pues al entrar se había acomodado sobre sus piernas con total confianza.

–No te molestes, así es nuestra relación.– el tic en el ojo derecho de SeokJin regresó con tanta fuerza que creyó que pronto quedaría trabado, se levantó de la cama y cruzado de brazos espero una mejor explicación que la que había dicho el rubio.

–No digas eso.– NamJoon golpeó el hombro del chico y este sonriendo le guiño el ojo.– Basta, prometiste comportarte.

–A tu lado me cuesta controlarme.– dijo lanzando una fuerte carcajada al ver el rostro furioso del castaño.– Perdón, no te enojes. Mi nombre es Kai, un gusto.

–Jin, es solo un amigo, yo lo llamé para que nos ayude con esto.

Una mirada hostil fue dirigida al rubio quién sin borrar la sonrisa juguetona se levantó de la cama y acomodó sus ropas con diligencia.

–Será mejor que le cuentes cómo nos conocimos, iré a revisar al rededor. Fue un gusto.– haciendo una exagerada reverencia salió de la casa dejando atónito a SeokJin, el moreno se levantó de la cama y se acercó a su novio tomándolo de los brazos pues parecía haberse quedado congelado todo ese tiempo.

La puerta se cerró segundos después y el silencio volvió a reinar dentro de aquella cabaña.

–Jinnie, escúchame...– comenzó a decir el menor, tomando el rostro del muchacho con suavidad.– El y yo no tenemos nada.

–Solo cuéntame su maldita historia.– murmuró el castaño sorprendiendo a NamJoon, quién asintiendo se sentó en la cama a su lado.

–Lo conocí cuando tenía 17 años. Mi madre había enfermado...

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–Ella está en el hospital, no debes preocuparte NamJoon.– la voz áspera de su padre y su mano pesada acariciándole la espalda era por demás molesta para el jovencito pelinegro.– Ella va a estar bien. Pero yo debo irme ya... Tu tía vendrá a las cinco, no salgas a la calle.

–Mamá está muriendo, y tú solo piensas en irte con esa zorra.

–NamJoon, cuida tus palabras, soy tu padre.– la mano que antes ejercía un suave tacto en su espalda ahora se encontraba firme sobre su hombro.– Esto ya estaba planeado, tu madre ya no tiene nada que ver conmigo, yo pagaré todos sus cuidados pero no puedo vivir más aquí.

–Claro, tu conciencia no te deja vivir con el engaño que pusiste sobre este hogar.– quitando la mano de su padre se acercó a la puerta ante la molesta mirada de su progenitor.

–No tengo porque explicarle algo a alguien que no quiere entender.– gruñó con enojo cerrando la puerta antes de que su hijo saliera.– Madura ya, así son las cosas, yo me enamoré de alguien más, no puedes culparme por eso...

Penetrame, ¡ahora! [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora