Penetrame, ¡ahora! [NamJin]

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-Pero... ¡Papá!-

-No, JaeHwan. Y deja de comportarte como un niño, con 25 años hacer este berrinche me parece vergonzoso.- dijo el hombro cuya pesada voz se escuchaba más lenta.- Ese chico termino su deuda conmigo, ya no tengo nada que ver con él.

-Pero tú lo querías para mí.

-Tiempo pasado, ese mocoso poca cosa no te merece hijo. Superalo, por más guapo que sea...- volvió a suspirar su viejo padre, quitando el cigarro de entre sus labios.

JaeHwan frente a él se cruzó de brazos, molesto con su padre quien le negaba algo tan simple como amenazar al chico quien se negaba a volver con él. El chico que había jurado ser suyo por siempre ahora lo repudiaba, no podía hacer eso. ¡Cómo se atrevía siquiera a enfrentarlo!

-Él es mío.- dijo después de unos minutos en silencio, tronando sus dedos con nerviosismo plasmado en el rostro.- Y volverá.- se levantó del pequeño sofá en la habitación de su padre y camino hacia la puerta.- Lo haré volver.

-No quiero a la policía merodeandome de nuevo, JaeHwan. Te lo advierto.- asintiendo hacía la única petición de su padre salió de la habitación, cruzando la sala y llegando a la acera de la calle.

Tomó su celular, rebuscando aquel nombre que tantas veces a llamado, y que ahora parecía no querer volverlo a ver.

-Tanto tiempo juntos, Jinie...- susurró presionando las teclas con velocidad, y luego apretando el botón de enviado.

"¿Qué tal una visita rápida? Cómo en los viejos tiempos."

Una sonrisa burlesca surco sus labios antes de retomar la caminata, esta vez con un objetivo de frente.

***

-Tus manos son mágicas.- el más bajo rodó los ojos mientras seguía con su trabajo, limpiando de pies frente a su novio, su rostro levemente herido, con un par de cortes en la ceja y una pequeña herida en el pómulo izquierdo.

-Solo estoy limpiando tus heridas.- contestó luego de un momento girándose un poco para tomar otro pedazo de algodón. Ahí parado suspiró pesadamente mientras preparaba otro pedazo de algodón y desinfectante, de pronto sintiendo la sangre correr por su cuerpo hacia sus mejillas cuando sintió las manos del pálido tantear su trasero y luego volar a su cadera, para luego estirarlo para que vuelva a voltearse.

-Dije mágico, y punto.- murmuró este con los ojos cerrados, corriendo sus manos hacia su cintura para acercarlo a él.- ¿Por qué paraste?- Preguntó Yoongi cuando no sintió los usuales golpeteos del algodón en su rostro.

-A-ah... Me distraje con algo...- contestó rápido el pelinaranja mientras volvía a limpiar su rostro, ahora sintiendo su piel picar bajo el toque de las calientes manos del pálido y sus mejillas arder en un calor incómodo y avergonzado.

-¿Así?¿Con qué?-

-¡No abras los ojos!- chilló cuando vió las intenciones del mayor, con su mano libre cubriendo el rostro ajeno para que no vea su tan penoso estado.

-¿Por qué?, ¿Qué hay?- preguntó confundido el pelinegro, aferrando su agarre en la cintura del menor, quien ahora sentía removerse incómodo.

-Nada... Solo, estropeas mi trabajo.- inventó rápidamente mordiéndose el labio inferior cuando escuchó un bufido de resignación por parte de Yoongi.

El silencio reino de nuevo en la sala del departamento de Yoongi, donde habían acudido cuando el mencionado intentó recuperar los billetes de las manos de la señora, recibiendo tan solo golpes por otros dos hombres que creían que él trataba de robarle. Había sido tan cómica y terrorífica la forma en la que Yoongi huyó de ambos tipos, sorprendiendo a Jimin con el dinero en mano y el cuerpo maltratado.