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SeokJin tenía muy en claro que apostar no era bueno, pero a sus cortos 16 años le parecía divertido tener esa especie de adicción junto a sus padres.

Jugar, reír, ganar...

"¿Qué haremos hoy ,papá?"

"¡Vamos a ganar!"

Su madre era divertida cuando jugaban, más aún cuando el jovencito lograba recaudar un monto de dinero aceptable. Hasta podía ganar un beso en la frente al acostarse si lo hacía bien.

"1000 dólares, mamá"

"¡Ese es mi hijo!"

Pero el tiempo los fue cambiando, jugar ya no era suficiente. Su madre no aceptaba 1000 dólares y su padre no quería jugar con él.

Ya no se trataba de diversión familiar a cuesta de su hermanito menor y su inválido abuelo, ni de un fin de semana de necesario placer, ahora era un negocio.

El trabajo de secretaria de su madre pronto presentó un acta de despido, y el título de doctor de su padre fue a parar a la basura.

"No tenemos tiempo para trabajar, debemos ir a ganar más dinero"

Decían riendo con una copa de vino en sus manos.

A SeokJin ya no le gustaba lo que pasaba. El, con 17 años, había conocido la diferencia entre diversión y obsesión, el quería alejarse, ya no quería ir a esos lugares, no quería faltar al colegio por ir a apostar. No quería dejar a su hermanito solo en casa por ir a "divertirse".

Pero no lo dejaron.

Su abuelo dejó de visitar la casa, sus tíos ya no llamaban para preguntar cómo estaban, sus amigos ya no los invitaban a salir, gritos y discusiones se escuchaban a todas horas en los pisos de abajo.

Pronto su madre dejo de tener el cabello rubio brillante, y la mirada juguetona, ahora en sus hombros descansaba la pesadez de deudas interminables que su padre aumentaba con cada salida.

Pronto su padre dejo de usar trajes caros y de marca, empezó a reemplazarlos por zapatillas deportivas y malos olores en sus camisetas de fútbol viejas.

"¿Que haremos hoy, papá?

"No tengo tiempo, niño. Vete."

Para Jin ya no era un pasatiempo, era un trabajo. Sonreir, coquetear, seducir y ganar. Apostar, jugar, amenazar y ganar. Hacer llorar, golpear, hacer trampas y ganar.

"1000 dólares, mamá"

"Dame eso, gusano inservible, ve a traer más."

Días y noches en un salón con otras 50 personas, el humo de cigarrillos, el olor a cerveza, risas falsas y gritos de impotencia, todo mezclado, mareando al jovencito de cabellos castaños.

Robando dinero, apostándolo y perdiendo en seguida. La deuda que tenían con el local, con los jugadores, con el colegio, con sus trabajos, con sus hijos, destruían cada día más aquella pareja que un dia, por curiosidad entraron a aquel viejo establecimiento.

Tiempo después, un segundo piso se creó en ese local de mala muerte, y en ese segundo piso solo gente importante entraba.

"Bang SiHyuk"

Era el nombre más aclamado en el bar. Un hombre regordete, con mirada filosa y semblante imponente, que se paseaba entre la mesas de "novatos" en el primer piso, para luego subir al segundo y encerrarse en su gloria.

Penetrame, ¡ahora! [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora