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-Jin

-Respeto, niño.

-Idiota.

-La juventud de ahora no respeta nada.- se quejó el mayor sonriendo hacia el desorientado muchacho recostado sobre el suelo.

Se le había hecho tan adorable, la forma en la que movía sus labios, como si cantara alguna canción, o la forma en la que movía sus manos hacia el cielo, como si quisiera alcanzar algo. Era como si la luz del sol lo cegara tanto que apenas entreabria los ojos, por eso fue que se acercó sigilosamente hasta pararse sobre su cabeza, se inclinó hasta tapar el rostro del menor con la sombra de su cabeza y así más cómodo vio sus ojos abiertos, inspeccionando su rostro como lo hacía cada día de cada semana por cada mes desde que lo conoció. Siempre admirandolo.

-¿Donde has estado todo este tiempo?- fue lo primero que dijo el moreno levantándose de un golpe desde el suelo. Jin sonrió y ahora fue su turno de sentarse, en silencio, aprovechando de la soledad que le brindaba la sombra de aquel gran árbol.- ¿Ese... Ese no es mi abrigo?

-Si, si lo es. Lindo, ¿No?

-¿Cómo lo conseguiste? Yo se lo regale...

-A mi abuelo.- respondió acariciando la suave tela de aquel caliente abrigo que estaba asfixiandolo, pues con 27° de temperatura empezaba a arrepentirse de querer fanfarronear aquella casualidad del destino.- Gracias por el dinero, te lo devolveré en cuanto tenga algo. No te preocupes.

-¿Tu abuelo?- NamJoon lo miró desde arriba, confundido, desorientado por ver lo bien que le quedaba ese abrigo.

-Si, mi abuelo. Bueno, solo pase a saludar y a decirte que lamentablemente no podré devolverte el abrigo por razones, ya sabes, mi abuelo no sabe que la traje, se enojara si la pierdo... Solo estoy divagando, me quedaré con tu abrigo.- le guiño antes de cerrar los ojos apoyado contra el tronco el frondoso árbol, aún sentado en el suelo y con la presencia aturdida de NamJoon frente a él.

-¿No me dirás por qué no viniste a clases tanto tiempo?- SeokJin negó sin abrir los ojos, tan solo disfrutando de lo melodia de su voz luego de tanto tiempo.

-Es muy injusto de tu parte.- comentó SeokJin aún con los ojos cerrados, NamJoon curioso de lo que diría a continuación, además de querer admirar su lindo rostro por más tiempo, se sentó a su lado. Mirando su perfil preguntó.

-¿Qué es injusto?-

-Todo en ti es injusto para mí.- Nam lo dejó seguir hablando, pues no sabía que preguntar como para entender a lo que se refería.- Desde el primer día.- abrió un ojo y lo miró, sonriendo ligeramente.- Eras un idiota.

-Me ofendes.- sonrió NamJoon, recordando ese penoso primer encuentro.

Luego de presenciar aquello tan inombrable, pero memorable al mismo tiempo, optó por ocultarse en el baño que estaba cerca de aquella oficina, esperó ahí, paciente, con el corazón agitado mientras intentaba calmarse para así volver al despacho del director y terminar sus papeles.

Luego de unos minutos, ya más calmado y con los chacras en línea, decidió salir y enfrentar sus papeles del primer día de clases en tal lujosa universidad, sin embargo el cuerpo de alguien impactando con el suyo impidió su salida.

-Oh, disculpa.- dijo el joven, de tez suave y mejillas sonrosadas.- ¿Vas a salir, o qué?

-S-si... Digo, NamJoon... M-me... Nombre, tú.- y aquella, según el moreno, fue la primera charla más estúpida en su vida.

Pues aquel chico que lo puso tan nervioso era el mismo que estaba gimiendo barra gritando sobre el escritorio hace tan sólo minutos atrás. ¡ERA EL MISMO CHICO!

Con los cabellos revueltos, producto de la brutalidad del acto, los labios rojos y brillantes, la frente bañada en sudor y las mejillas sofocadas, mi que hablar de lo mal puesta de sus prendas y el respirar agitado en su pecho. Era claro lo que había estado haciendo y aún así el estaba tan tranquilo.

-Yo...- sonrió el muchacho girándose hacia el lavamanos, limpio su rostro con agua, aseo sus manos, acomodo su cabello y ajusto su ropa, mirando a través del espejo al menor, quien aturdido por tener cerca a aquella belleza de humano, se había quedado quieto, casi petrificado.- Soy Kim SeokJin. Presidente de la clase, más bien de la universidad. Un gusto, ¿NamJoon?- el menor asintió tomando la mano que le tendía.- Supongo que eres nuevo, espero te guste esta universidad. Las cosas aquí son... Peculiares, ya sabes. Bueno, ya me tengo que ir. Adiós.

Soltó su mano, y así como entró, salió tan impecable, con ese tono de frialdad indiferente en su ser.

-SeokJin.

-SeokJin.- susurró saliendo del ensueño.

-Namjoon... Yo... Tú.. nombre.. dah, dah, dah.- de burló el mayor riendo ante el último susurró del menor, ganándose un ligero golpe en el hombro.- Eras tan idiota... De hecho, aún lo eres. Muy idiota.

-Si eras así realmente entonces hubiera preferido que no volvieras.- el menor espero una carcajada, o al menos seguir jugando así, sin embargo un largo suspiro se hizo presente en ambos rompiendo el ameno momento.

-Yo también hubiera preferido no volver.- tomando impulso se arrodilló frente al menor, posando sus manos sobre sus muslos, acercó su rostro hasta casi rozar su nariz con la del contrario.- Pero como ya estoy aquí, y contando que todo este tiempo no estuviste ahí para saciarme, voy a cobrarme el favor que me debes.

-¿F-favor?- Mierda, no te pongas nervioso, nenita.

-Salgamos de aquí.

-¿A dónde vamos?

-¿Hablas mucho cuando te pones nervioso?

-No estoy nervioso.

-Espero que ahora entiendas como me siento cuando tú me robas a mi.

-¿Entonces haremos aquello que hacemos cuando yo te rapto?

-Shh...





















Feliz año nuevo.

Espero que sigan saludables, cumplan sus metas, atrapen sus sueños y triunfen como merecen hacerlo.

Gracias por leer, y si llegaste hasta aquí, quiero que sepas que un aprecio por ti crece en mi.

Feliz año nuevo X2...

Penetrame, ¡ahora! [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora