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En las películas el sonido incesante que marcaba el tiempo de las pulsaciones del corazón era insoportable. Y ese sonido no cambiaba en la vida real.

Bip Bip Bip Bip

En las novelas, las paredes de los salones eran blancas y existían cómodos sillones con peluches de "recupérate pronto", en aquel habitación habían cuatro pacientes más y un par de sillas de plástico lo suficientemente limpias.

Bip Bip Bip

En las series, Las enfermeras eran lindas y compresibles, y los doctores profesionales capacitados en todas las áreas, JungKook tenía que lidiar con las quejas del paciente de a lado a quién le realizaban una limpieza en su herida.

Bip Bip

Estar en ese lugar era como una pesadilla, más bien un recuerdo.

Jeon tenía solo 17 años cuando sus padres murieron, era un niño apenas cuando la felicidad de una familia unida se desintegró. No le dieron tiempo a entender todo cuando su vida ya era otra. Oculto bajo el brazo de su hermano mayor, como si lo cuidase de la misma muerte que había alcanzado a sus progenitores, fue arrebatado de los privilegios de un adolescente.

Salir a fiestas, conocer chicas, salir con amigos, de pronto todo eso estaba prohibido para su joven cuerpo. Cada día de cada mes de cada años pregunté que había sucedido.

¿Por qué Jin lo cuidaba tanto?, ¿Por qué sus padres murieron?, ¿Por qué no podía ver ni a su abuelo?

Recuerda que tanta insistencia había acabado con la paciencia de SeokJin. Su hermano mayor era muy reconocido por ser una persona tranquila, esquiva a peleas y pacificadora, pero después de aquel suceso muchas cosas habían cambiado para ambos. Un día llego a casa tarde como en los últimos meses, JungKook se lanzó a él con preguntas, con molestia, con tristeza... Y SeokJin lo golpeó.

Recuerda esos momentos, habían pasado días desde que sus padres habían muerto y ellos apenas se acomodaban en el cuartucho fuera del centro que alquilaban, recuerda el primer y último golpe recibido por el mayor quién después lloraba a su lado. Cuando su abuelo los encontró y SeokJin lo mando lejos, cuando lo encerró en la habitación por salir sin su permiso, cuando trajo a una amiga, cuando invitó a sus amigos a conocer su hogar. Recuerda cada gritó desesperado de SeokJin y luego sus fuertes sollozos.

SeokJin estaba muy mal.

-¡No lo entiendes!, ¡¿No lo entiendes todavía!?- JungKook no lo hacía, no entendía nada, nunca le había dado una razón y sin embargo buscaba comprensión.

-Hyung... Quiero a mi familia de vuelta- Llorar. Solo podía llorar cuando Jin gritaba, ¿era acaso opción siquiera contradecir sus argumentos?

-Ahora yo soy tu familia, solo yo. No puedes hablar con nadie, todos quieren hacernos daño. Todos nos traicionan.-

Sus golpes no eran fuertes ni largos, tal vez un golpe en el rostro con su puño o un fuerte empujón contra la pared, su hermano nunca quiso dañarlo realmente, ¿Pero importaba eso siquiera?

Esa etapa había durado días simplemente pero la cicatriz que había dejado en su mejilla estaba ahí para recordarle al mayor lo podrida que estaba su alma. Los hermanos nunca estuvieron tan separados como en esos días, mirándose en silencio durante el desayuno, momento en el que JungKook se preparaba para el colegio y SeokJin para ganar dinero en quien sabe donde.

Madurar. ¿Quien sabe realmente que significa madurar? Aceptar problemas en silencio por qué sabe que hablarlos no los llevará a ningún lado. No comprar nada por qué sabe que tiene una deuda cuyo origen no conoce. Odiar a alguien sin rostro por sus problemas. Crear una historia demasiado buena para evitar sentirse desamparado.

Penetrame, ¡ahora! [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora