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–¿En qué piensas?

–En lo mismo que tú.

–Yo estoy pensando en lo mucho que te amo.

–Entonces no estamos pensando en lo mismo.– un golpe fue a parar en su hombro seguido de un bufido molesto en cuanto soltó aquella frase.

–Así no puedo ser romántico, NamJoon.– el mayor se levantó de la cama tomando su ropa del suelo.– Vístete, Ken no tardará en llegar.

El platinado sonrió gateando hasta donde su novio se hallaba sentado, lo abrazó por detrás besando su nuca con cariño.

–Te amo también.– alcanzó sus labios con un corto beso y apoyó su mejilla en el hombro del contrario.– Pero estaba pensando más bien en lo que haría cuando llegue JaeHwan.

–¿Estás nervioso?

–¿Tú no?

–Si, pero confío en el plan.– sonrió levantándose de la cama con el pantalón puesto.– Y confío en tí.

–Eso es bueno.– NamJoon se levantó de la cama también vistiéndose rápido pues ya casi marcaban las diez de la mañana.– Vamos, el niño de papi no trdara en llegar.

***

–Señor, el jefe Yang viene a la ciudad.– La oscura habitación se iluminó al instante por la tenue luz de aquella vieja lámpara en la cómoda a un lado de su caro sillón, una figura grande y regordeta se carcajeó con nerviosismo desde el centro del salón al tiempo que indicaba con la mano que pasara aquel portador de tan inesperadas y posiblemente malas noticias.

–¿Y se puede saber por qué?

–No ha informado nada más, comenzó su viaje en la mañana temprano, llegará dentro de una hora.

–Busca a ZiaThen.– ordenó primero pensando en la seguridad de sus socios.– Necesito gente alrededor de la mansión, no llames la atención. Tal vez solo viene a revisar sus negocios, no tengo porqué estar involucrado.– el mensajero asintió dirigiéndose rápidamente a la salida del lugar, pero antes de salir miró de nuevo el rostro de su jefe y habló titubeante.

–JaeHwan s-salió hace unos minutos.

–¿A dónde fue?– preguntó al instante levantándose de su mullido sillón con rapidez asustando al mensajero.– Habla.

–No lo dijo, tomó a un chófer de la casa y salió sin más escolta.

–Agh, escolta. Odio esa palabra, como si fuéramos de la maldita realeza.– Musitó masajeando su cien.– Búscalo también, lleva hombres para que lo cuiden y si es posible que se oculte en otro lado hasta que todo haya pasado. Si Yang vino a la ciudad sin avisar no creo que sea solo a saludar, ZiaThen debe estar aquí antes de que des tu próximo respiro, ve.

–Si, señor.

La puerta fue cerrada al segundo siguiente, tomó un cigarrillo entre sus dientes encendiendolo con tranquilidad, dió una gran bocanada de humo gris que ingresó en sus pulmones sin muchos problemas, carraspeó inmerso en sus pensamientos mientras caminaba por su habitación.

Era muy temprano para preocuparse. Era muy temprano para que sus negocios sean descubiertos, alguien tuvo que decir algo.

ZiaThen era de aquellos tipos a los que la compañía nunca le era molesta, tal vez alguien logró sacarle información y con aquello venderlos a la mafia grande. Bang sabía que lo que estaba haciendo era incorrecto, mas allá de lo que "incorrecto" significaba para los simples mortales. Ser el principal jefe en la línea de casinos y bares dentro de Seul era algo que habia dejado en él un aire de suficiencia hasta hace unos años atrás.

Penetrame, ¡ahora! [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora