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*Un par de horas antes*

Un suspiro pesado irrumpió en la pacifica quietud del momento, despertando a ambos jóvenes de su letargo. Avergonzados se alejaron un poco aún sin perder el contacto visual.

-Ken es mi ex novio.- comentó el castaño acariciando su propio cuello con incomodidad, pues en aquellos cortos segundos había decidido por fin contarle a alguien sobre él, sobre su familia, sobre su situación, sobre sus sentimientos.- Y...

-¿Aún no lo superas?- se adelantó el platinado, sintiéndose levemente herido, mucho más que cuando pasó realmente.

-¿Me dejas terminar?- refunfuñó el mayor golpeando levemente el brazo del moreno al tiempo que cambiaba de posición y lo miraba de frente.- Pensé en él mientras estuve contigo.

-Ya no quiero dejarte terminar.- frunció el ceño NamJoon mirando hacia otro lado, no esperaba eso pero su corazón ardió en fuego cuando Jin dijo aquello.

Una burbuja de indignación e impotencia creció en su pecho cuando sintió las manos del castaño tomar su rostro, obligándolo a mirarlo.

-Por favor, déjame contarte toda la historia. Solo escúchame, valdrá la pena. Por favor.- suplicó haciendo pequeños círculos con sus dedos en la piel del menor.

Un suspiro, esta vez por parte de NamJoon, dio punto de inicio para la historia de una vida compleja que Jin estaba dispuesto a dar a conocer, y no daría marcha atrás, pues... tanto tiempo había callado, fingiendo una sonrisa, silenciando su mente, tanto tiempo había pasado desde que se sintió apoyado por alguien. Por alguien verdadero.

-No sabes de impotencia sino te haz sentido presionado por tus propios pensamientos, sin poder decírselo a nadie más porque a nadie más le importa.- dijo antes que nada, recostándose sobre su asiento.

NamJoon imitó su acción mirando el techo color crema sobre ellos, cruzó sus dedos sobre su estómago y esperó paciente a la narración del mayor.

-Asesinaron a mis padres hace tres años.- soltó primero, volteando a ver al impresionando platinado, pues este no sabía si quiera que sus padres habían muerto.- Ellos... Jugaban en un bar, todos los dias...

Encontrar las palabras adecuadas para decir aquello que guardo por tanto tiempo para Jin fue lo más difícil que jamás creyó tener que hacer en su vida.

Sus padres, el juego, sus deudas, su trabajo, su vida entera contada en palabras sencillas que el menor escuchaba atentamente. De vez en cuando se quedaba callado sin saber cómo continuar, preguntándose brevemente si era correcto confiar en alguien con quien poco había compartido, pero continuando de todas maneras.

Cada detalle, desde el día que conoció ese agujero negro hasta su primer encuentro en los baños de universidad.

Los minutos pasaron, y cada detalle había sido revelado hacia el platinado quien ahora solo guardaba silencio, ambos mirándose de lado, recostados sobre su propio lugar dentro del auto, el retumbar de los vidrios había cesado y el frío aire se había vuelto más cálido.

-Le regalaste tu abrigo a mi abuelo.- dijo como última frase, entrelazando sus dedos con los del menor.

-Gracias por confiar en mí.- el mayor asintió cerrando los ojos, sintiéndose más ligero. Sentía su corazón latir lentamente, como bailando en su cuerpo, flotando sobre una nube de paz tomado de la mano de aquella persona que empezaba a despertar sentimientos más que carnales dentro de él.

-¿Por qué faltaste a clases?- preguntó de nuevo el menor.

-Tenia que terminar con eso de una vez. Salí a ganar dinero, pagarle al hombre y liberarme al fin. Para ser libre.- contestó por tercera vez, pues el menor seguía repitiendo las mismas preguntas, como si no le creyera, como si quisiera asegurarse de que estaba diciendo la verdad.-¿Por qué tu faltaste a clases?

Penetrame, ¡ahora! [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora